
Beneficios de ir a la playa
Ir a la playa es uno de los destinos favoritos de la gente en vacaciones, sobre todo en invierno ya que, generalmente, en las zonas de playa el tiempo es más cálido y se puede disfrutar del sol mientras se hielan en otras partes. Si has decidido escaparte unos días a la playa, te gustará saber que, además de descansar y disfrutar, la playa ofrece muchos otros beneficios para tu salud.
Índice
Beneficios de ir a la playa
¿Quién no se imagina una playa inmensa y un mar azul al pensar en unas vacaciones relajantes? La playa es uno de los destinos favoritos para las vacaciones, tanto para grandes como para pequeños. Pero además de ser muy divertida, es muy beneficiosa.
1- Mejora las articulaciones
Pasear por la playa, una de las actividades más habituales en este entorno, mejora las articulaciones del pie, rodilla y cadera y, además, ayuda a regenerar la planta del pie. Si el paseo además se produce por la orilla y vamos mojándonos los pies, conseguiremos refrigerar el organismo y mejorar la circulación sanguínea, especialmente el retorno venoso.
2- Ayuda a perder peso
La playa invita a hacer muchas actividades deportivas como pasear, nadar, jugar a las palas… lo que favorece la pérdida de esos kilos de más. Asimismo, ayuda a tonificar los músculos y tener una figura más definida.
3- Favorece el sueño
El entorno marítimo, a no ser que vayas a una playa llena de gente y ruidos en pleno mes de agosto, ayuda a relajarnos, reducir el estrés y, por lo tanto, dormir mejor. ¿No te pasa que en la playa duermes más horas por la noche a pesar de dormir siesta? Como decían nuestros padres “la playa cansa”. Pero no es exactamente que estemos más cansados, sino que estamos más relajados, lo que favorece el sueño. La ionización negativa de la brisa marina aumenta los niveles de serotonina en nuestro organismo, lo que disminuye nuestra ansiedad. Esto, unido al aumento de ejercicio físico, favorece la disminución del ritmo cardiaco, una mejor oxigenación y la relajación de todo el cuerpo, por eso nos entra sueño tras un largo día en la playa.
4- Mejora nuestro sistema respiratorio
La brisa marina es rica en yodo, un mineral que ayuda a regular la glándula tiroides. Además, el mayor grado de humedad de la playa hace que expulsemos los mocos o flemas del sistema respiratorio, mejorando nuestra respiración, la ventilación pulmonar y, como decíamos, reduciendo el ritmo cardiaco, lo que hace que aumente la hemoglobina y los hematíes en sangre. Por otra parte, la brisa produce ozono de forma natural, sustancia que tiene propiedades bactericidas. Por eso, el mar es el lugar ideal para tratar enfermedades crónicas respiratorias o, simplemente, para curar un resfriado.
5- Favorece nuestra salud general
El agua de mar tiene una composición más compleja que el agua dulce y contiene, entre otras muchas sustancias, sodio, magnesio, potasio, calcio, yodo, etc. Todo esto hace que sea muy beneficiosa sobre todo el organismo. Por ejemplo, protege la piel y evita la aparición de alergias y eccemas; favorece la cicatrización de las heridas; tiene acción antioxidante, evitando el envejecimiento prematuro; mejora el ritmo cardiaco; protege los músculos; activa el metabolismo; etc.
6- Ayuda a la recuperación muscular
Nadar en el mar ayuda a la relajación muscular y favorece la recuperación, gracias a sustancias como el magnesio, tras una lesión o desgarro muscular. También ayuda a tratar enfermedades crónicas como la artritis, mejorando sus síntomas.
7- Fortalece los huesos
Estar al sol hace que sinteticemos más vitamina D, esencial para fijar el calcio a los huesos. Además, el ejercicio realizado en la playa también ayuda a favorecer la densidad ósea, evitando la osteoporosis.
8- Aumenta las defensas
Los rayos ultravioleta (siempre en su justa medida y con crema solar de por medio) actúan contra las bacterias y los virus, mejorando nuestro sistema inmunológico y evitando el contagio de enfermedades.
9- Reduce el estrés y la ansiedad
Como hemos visto, la ionización de la brisa del mar aumenta los niveles de serotonina, reduciendo los niveles de ansiedad y estrés de nuestro organismo. Además, estar al aire libre y tomar el sol favorece la liberación de las hormonas relacionadas con el bienestar, haciéndonos sentir mejor y evitando los pensamientos negativos. Asimismo, el magnesio del agua de mar protege el sistema nervioso.
10- Regenera la piel
El agua marina es rica en minerales, como el yodo, el potasio o el zinc, que ayudan a regenerar la piel y tratar determinadas afecciones. Además, el barro de algunas playas tiene un efecto regenerador e hidratante que aumenta la elasticidad de la piel. La arena también sirve como exfoliante, eliminando las toxinas y células muertas.
11- Aumenta el apetito
Para aquellas personas a las que les cuesta comer, especialmente niños, la playa da mucha hambre. La actividad física, estar al sol, correr, nadar y jugar hace que los niños, y los adultos, lleguen a mediodía con muchas ganas de comer. Eso sí, hay que procurar llevar una dieta sana también en la playa, consumiendo sobre todo alimentos que nos proporcionen hidratación como frutas y ensaladas. También hay que beber mucha agua.
12- Reducir la inflamación y el dolor
Reduce el dolor articular, de la artritis o las lesiones musculares al mejorar la movilidad y reducir la inflamación.
Precauciones en la playa
Por último, aunque la playa es muy beneficiosa para la salud física y mental de toda la familia y muy entretenida, no olvides adoptar una serie de medidas de precaución. Las cremas solares son esenciales para toda la familia, elige un factor de protección alto y no olvides reaplicar la crema cada dos horas o después del baño. Evita la exposición al sol mucho tiempo (no olvides la sombrilla) y, sobre todo, en las horas de más sol (de 13 a16 horas). Bebe mucha agua para mantenerte hidratado y ten cuidado con el agua. Si hay bandera roja, nada de bañarse. Si hay bandera amarilla, precaución. Y cuidado con los cortes de digestión, que no son un mito y pueden ser muy peligrosos.
A Controlled Trial of Long-Term Inhaled Hypertonic Saline in Patients with Cystic Fibrosis. https://doi.org/10.1056/NEJMoa043900
