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¿Qué cambios sufre la piel con el frío y cómo tratarla?

¿Qué cambios sufre la piel con el frío y cómo tratarla?

Se acerca el invierno… y no hablamos del de Juego de Tronos, sino de la época invernal que trae consigo frío y nevadas, un ambiente nada beneficioso para la salud y belleza de nuestra piel.

Índice

¿Cómo afecta el frío a la piel?

“El frío es un factor climático que puede afectar al ADN celular de la piel al generar una mayor fragilidad capilar que produce que la piel esté más apagada y menos elástica. Afecta también a la capa superficial (córnea) que pierde el agua que contiene y en consecuencia se agrieta y descama; retrasa el ciclo de la renovación celular acumulando células muertas y dejando la piel seca; y aumenta la sensibilidad de la piel, empeorando las pieles con rosácea, dermatitis,etc.”, explica la especialista Inmaculada Canterla, miembro de la SEMAL y la SEMCC.

Las pieles más secas, finas y claras suelen ser más propensas al enrojecimiento cutáneo ya que tienen menos glándulas sebáceas y, por lo tanto, la barrera protectora de la piel debilitada.

Entre los daños principales que el frío puede causar a nuestra piel encontramos:

- Enrojecimiento

- Urticaria

- Sequedad

- Piel más apagada

- Mayor sensibilidad y picor

- Envejecimiento

Consejos para evitar los daños del frío

Para evitar estos daños, Inmaculada Canterla recomienda los siguientes principios activos para abrigar la piel del frío y protegerla:

  • Aceites naturales vegetales:

Como el Aceite de Sésamo, el Aceite de Macadamia, el Aceite de semilla de hibisco, el Aceite de Chia… Todos tienen propiedades reparadoras, protectoras y regeneradoras. Estos aceites son muy nutritivos y contienen ácidos grasos esenciales.

  • Vitaminas B3 y B5:

El complejo de vitaminas del grupo B es muy importante para la salud de la piel. Su deficiencia puede producir, entre otras cosas, sequedad y grietas. La Vitamina B3 o Niacinamida ayuda a aumentar la resistencia de la barrera de la piel ante los agentes destructores, como detergentes y agresores ambientales. También tiene efectos positivos en el enrojecimiento y la sequedad en pacientes que sufren de rosácea.

Por otro lado, la Vitamina B5 (o ácido pantoténico) es un cofactor de la biosíntesis de la barrera de la capa lipídica. Es decir, aumenta la síntesis de lípidos cutáneos con lo que mejora también la barrera cutánea, beneficioso para la piel dañada y la curación de heridas. Ambas vitaminas son estables y penetran muy bien en la piel. Además, tienen una alta tolerancia, con lo que son perfectas para utilizarlas para evitar eritemas, calmar la piel, mejorar su elasticidad, disminuir su irritación....

  • Teprenona:

Este ingrediente activo va muy bien para calmar las pieles hipersensibles. Ayuda a combatir el estrés medioambiental, mejora la barrera lipídica de la piel y reduce el escozor y la irritación de forma visible. Es excelente para la prevención y reducción de la hipersensibilidad de la piel, y previene y trata el eritema.

  • Vitamina K2:

Ayuda a fortalecer las paredes de los capilares en la zona afectada.

Además de estos ingredientes, no hay que olvidar el uso del filtro solar también en invierno. “En toda rutina del cuidado de la piel, y sea cual sea la estación del año, es imprescindible que el último paso sea la aplicación del filtro solar, ya que el 90% de los signos visibles de envejecimiento cutáneo los causa la exposición al sol” nos explica Inmaculada Canterla. Y es que existe la creencia errónea de que el sol no afecta a la piel en invierno, pero lo cierto es que la radiación de los rayos UVA (que son los que afectan a los tejidos cognitivos, dañando el ADN, las células, los vasos y tejidos) es unas 17 veces mayor que la radiación de los rayos UVB (daños inmediatos en la piel como quemaduras) y ésta se mantiene estable bajo cualquier tipo de situación meteorológica (llueva, nieve, etc.). Por lo tanto, no olvides darte crema solar cuando vayas a estar mucho tiempo al aire libre.

Y no dejes las rutinas de belleza que debes mantener todo el año, como una limpieza adecuada de la piel por la mañana y por la noche, y crema hidratante a diario.

Cuando salgas de casa, protégete contra el frío cubriendo todo lo posible tu piel con guantes, bufandas, gorros… Y, al llegar a casa, no te olvides de hidratar también tus manos y tus labios con algún bálsamo reparador.

Evita cualquier fuente de calor al volver a casa que, si bien puede resultar muy apetecible, puede producir que la piel se irrite más por el cambio de temperatura.

Y, por último, sigue una vida sana, duerme lo suficiente y lleva una dieta equilibrada rica ne frutas y verduras que contienen vitamina C que fortalece el sistema inmunitario. ¡Y bebe mucha agua!

Fuente:

Inmaculada Canterla, miembro de la SEMAL y la SEMCC

Redacción: Irene García

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