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Cómo afecta al cuerpo dejar de fumar

Cómo afecta al cuerpo dejar de fumar

Fumar es un hábito muy perjudicial para la salud ya que está relacionado con más de veinticinco enfermedades, entre ellas el cáncer del pulmón, del que es responsable en el 85% de los casos. Sin embargo, aunque dejar de fumar es lo mejor que puedes hacer por tu salud, es cierto que las primeras semanas pueden ser duras debido al síndrome de abstinencia.

Índice

Síndrome de abstinencia

¿Has decidido que ya es hora de dejar de fumar? ¡Enhorabuena! Ese es el primer paso, estar decidido a dejar este hábito tan pernicioso para tu salud. No obstante, debes estar preparado y saber cómo va a afectar a tu organismo, tanto física como mentalmente, dejar este hábito ya que el tabaco es, al fin y al cabo, una droga de la que hay que desengancharse.

El síndrome de abstinencia está causado por la nicotina, la principal sustancia adictiva del tabaco. La nicotina es una droga a la que tanto el cuerpo como el cerebro se habitúan y, cuando falta esta, produce una serie de síntomas que se conocen como síndrome de abstinencia ya que el organismo tiene que adaptarse a la falta de nicotina. Este proceso es bastante desagradable, aunque la buena noticia es que los síntomas solo duran un par de semanas, al menos los físicos.

No todas las personas experimentan los mismos síntomas de abstinencia, pero los principales son:

- Problemas para dormir

- Irritabilidad y mal humor

- Dificultad para concentrarse y pensar

- Sensación de tristeza

- Frecuencia cardiaca más lenta

- Aumento del apetito y, por lo tanto, de peso

La buena noticia es que estos síntomas son transitorios, es decir, desaparecen en unos días, y no son graves para la salud, desde luego no tan graves como seguir fumando, por lo que el síndrome de abstinencia no puede ser una excusa para no dejar de fumar. 

Asimismo, si te cuidas podrás dejar de notarlos antes y evitar sus efectos. Por ejemplo, con una dieta sana y ejercicio podrás evitar la ansiedad, los problemas de sueño o el aumento de peso. Así que nada de excusas. 

¿Cómo dejar de fumar?

Los medicamentos, la terapia y los cambios de hábito de vida pueden ayudarte a controlar estos síntomas, que cada día que pases sin fumar se irán haciendo más leves. Consulta a un profesional de medicina y/o psicología para que te ayude. 

Lo que es cierto es que las ganas o el deseo de fumar tardan mucho más tiempo en desaparecer, de ahí la dificultad de dejar de fumar ya que, mientras tengamos antojo, se puede recaer. Por eso hay que tener muy claros los objetivos y los beneficios que obtendremos para no volver a fumar ni un solo cigarrillo.

Además, es importante evitar ciertas situaciones o personas en este tiempo ya que pueden ser desencadenantes de las ganas de fumar, haciendo que sea más complicado olvidarse del tabaco. Y, como no siempre es posible alejarnos de todos los lugares o personas que fuman, es bueno tener un plan para manejar los antojos cuando surjan.

Por otra parte, no te preocupes por experimentar estos síntomas, aunque son muy molestos, no son peligrosos ni suponen un riesgo para tu salud, más bien lo contrario, son un paso para mejorar enormemente tu salud, y recuerda que hasta los síntomas físicos más extremos de abstinencia desaparecen en una semana. Y desde el primer minuto tu organismo gana en salud, eso es lo que tienes que recordar cada vez que te entren ganas de encender un cigarro.

¿Cómo se recupera el organismo cuando dejas de fumar?

Pocos minutos después: disminuye la presión arterial y el ritmo cardiaco.

En unas horas: descienden los niveles de monóxido de carbono en la sangre y aumenta el nivel de oxígeno.

24 horas más tarde: comienza a recuperarse el olfato y el sentido del gusto.

3 días después: el organismo elimina completamente la nicotina y sus derivados, pero aún continúa habiendo niveles de otros compuestos del tabaco, como alquitrán, que se acumula en los pulmones y puede tardar en años en desaparecer del todo. El alquitrán, de hecho, es una de las sustancias responsables de la aparición del cáncer.

También desaparece la halitosis (mal aliento) y el olor a tabaco en ropa y cabello.

2 o 3 semanas más tarde: el síndrome de abstinencia físico desaparece, y con él las molestias asociadas. Sin embargo, las ganas de fumar pueden tardar meses en irse, aunque cada día que pases sin fumar serán un poco más tenues.

Desaparece el color amarillo de dedos y uñas.

3 meses después: la capacidad pulmonar comienza a mejorar y la tos, la congestión nasal, el cansancio y la sensación de falta de aire disminuyen notablemente. Además, la piel se ve más sana e hidratada y menos seca. El problema es que las ganas de comer, que sustituyen a las ganas de fumar, puede hacer que ganes peso si no controlas tus impulsos alimentarios. La media son entre 3 y 5 kilos ganados tras dejar de fumar, aunque si cuidas tu alimentación y haces ejercicio físico regular, evitarás engordar y mejorarás aún más tu salud.

1 año más tarde: el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular a causa del tabaco disminuye un 50% y continúa descendiendo año tras año (15 años después, el riesgo de infarto es el mismo que el de una persona que no fuma).

+ de 10 años después: el riesgo de padecer cáncer de pulmón es entre un 30-50 menor (depende de lo que se fumara ya que las personas que fumaban más de 20 cigarrillos al día seguirán teniendo el doble de posibilidades de tener cáncer de pulmón que una persona que nunca ha fumado). También se reducen las posibilidades de sufrir cáncer de esófago, garganta, o vejiga, siendo 10 años después igual que el de una persona no fumadora. O enfermedades respiratorias y de los pulmones como asma, bronquitis, enfisema, etc. Asimismo, la piel se ha recuperado y existe menor riesgo de padecer enfermedad periodontal o caries y mejoran las manchas dentales.

Ya sabes todo lo que ganas en salud, así que no lo dudes más y di adiós al tabaquismo para siempre. 

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