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¿Qué es la bursitis de cadera y cómo se cura?

¿Qué es la bursitis de cadera y cómo se cura?

Una bursa es una bolsa pequeña que protege y amortigua los huesos y otras partes del cuerpo como los músculos, los tendones o la piel. La inflamación de esta bolsa se llama bursitis y se produce cuando se usa inadecuadamente una articulación o debido a una lesión. Generalmente, se presenta en las rodillas o codos, pero también es muy común en la cadera. A este tipo específico de dolor se le llama bursitis trocantérea, o trocanteritis, y es la causa más frecuente de dolor procedente de las estructuras periarticulares de la cadera. Existen muchos tratamientos dependiendo de la gravedad de la inflamación.

Índice

¿Qué es la bursitis?

La bursa es un saco lleno de fluido que actúa como cojín entre los músculos, los tendones, los huesos y las articulaciones. Mucha gente experimenta dolor de cabeza, pero no sabe de dónde viene ni qué lo origina, y en la mayoría de los casos suele ser debido a la bursitis, es decir, la inflamación de la bursa o bolsa sinovial. Cuando tenemos buena salud, las bolsas de líquido sinovial facilitan la función del tejido blando, tenemos un correcto deslizamiento de las articulaciones y ayudan a que las partes del cuerpo humano puedan moverse con suavidad, sin fricción o roce. Por lo que si la padecemos, lo más probable es que no sólo tengamos dolor sino también algo de inmovilidad.

En la cadera, tenemos huesos, ligamentos, una cápsula articular, cartílagos articulares, músculos y dos bursas que pueden ser trocantérea profunda y trocantérea superficial. Una de ellas, la trocánter mayor, cubre la protuberancia ósea del hueso de la cadera. La inflamación de esta bolsa se llama bursitis trocantérea. La otra, la del psoas-ilíaco, está ubicada en la parte interna (lado de la ingle) de la cadera. Cuando esta bolsa se inflama, también se produce una bursitis de cadera, pero el dolor está ubicado en el área de la ingle.

La trocanteritis es una de las causas más frecuentes de consulta en medicina por dolor en la zona de la cadera. Y, aunque se manifiesta más en las mujeres que en los hombres (tres veces más frecuente con respecto uno del otro) y se suele producir alrededor de los 40 y los 60 años, las causas por las que se puede irritar son muy diversas.

Causas de la bursitis

Se pueden dividir en dos categorías, dependiendo de si es por una lesión o por predisposición genética:

- Lesión ocasional o traumatismos repetitivos

Podemos tener una lesión por sobrecarga repetitiva como por ejemplo al correr, subir escaleras, ir en bicicleta o en el metro, cuando permanecemos de pie durante periodos largos de tiempo. La mala práctica de un deporte puede ser un indicio de bursitis, ya que muchos requieren realizar determinados gestos de forma reiterada. En estos casos es mucho más fácil de identificar y no necesita de un tratamiento demasiado específico. Se suele curar sin tratamiento, con un poco de reposo, disminución de las cargas de entrenamiento y aplicación de frío sobre la zona del trocánter.

- Enfermedades o predisposiciones genéticas

En esta categoría están los casos más complicados de tratar ya que aparecen sin trauma previo. Puede ser debido a una enfermedad de columna, diferencias en el largo de las piernas o descompensación en la musculatura de la pelvis-cadera –que hace que se trabaje más una parte de la cadera que otra – o por una artritis reumatoide–una enfermedad autoinmune resultado de un ataque de su sistema inmunitario a sus propios tejidos–. También existen otros casos como las cirugías de cadera o prótesis que pueden afectar negativamente a la bolsa o espolones óseos o depósitos de calcio que pueden desarrollarse en los tendones y provocar la bursitis.

Síntomas de la bursitis

Los síntomas, como hemos explicado antes, suelen ser bastante evidentes: dolor de cadera e inmovilidad. Aunque si el dolor de cadera es causado por una caída grave u otra lesión, tu pierna está deformada o si no puedes mover tu cadera y poner peso sobre tu pierna… Lo mejor es que acudas a Urgencias cuanto antes, ya que si pospones el tratamiento las consecuencias serán más graves.

Cada persona experimenta diferentes estados de dolor, por lo que es fácil que caigamos en la trampa de autodiagnosticarnos la bursitis erróneamente. La descripción de la dolencia suele extenderse al área del muslo. En las primeras etapas, el dolor generalmente se describe como punzante e intenso. Más adelante puede derivar a uno más general y extenso en el área de la cadera. Suele ser más agudo por la noche, ya que normalmente las personas nos movemos cuando dormimos y podemos acostarnos del lado de la cadera afectada. También podríamos sentir dolor cuando caminamos durante mucho tiempo o sentir molestias cuando subimos y bajamos escaleras.

También podemos experimentar una sensación de hinchazón o calor en el área afectada, ya que cuando aparece la inflamación las bolsas con líquido aumentan de tamaño. Tienes que fijarte en los detalles: si te duele al ponerte de pie, levantarte de la cama o de una silla, si no puedes permanecer en la misma posición durante mucho tiempo… Acude a un médico para salir de dudas. Si dejas pasar el tiempo empeorará y sus síntomas serán más fuertes. Si no se trata en tu caso particular, puedes llegar a tener atrofia muscular. Según la gravedad de tu afección podrás tener una bursitis aguda (que dura poco tiempo y desaparece con ayuda de fisioterapia) o bursitis crónica (algo más complicada ya que los síntomas permanecen en el paciente).


Cuando acudas a atención médica te harán un examen físico y, para descartar otras afecciones que pueden causar sus síntomas, es posible que te hagan pruebas como rayos X, ecografía o resonancia magnética nuclear para confirmar el diagnóstico. Dependiendo de la gravedad te recomendarán una terapia natural o una intervención quirúrgica.

Tratamiento natural de la bursitis

Te recomendarán crear una serie de hábitos evitar actividades que hacen sufrir a la cadera, utilizar muletas para facilitar tu movilidad, antiinflamatorios naturales como harpagofito o fisioterapia.Te recomendarán evitar actividades físicas que producen dolor como correr o realizar ejercicio intenso durante unas semanas.

Inyección de corticosteroides

La inyección de esteroides es muy fácil de aplicar directamente en la bursa de cadera y su efecto es muy eficaz: reduce el dolor durante varios meses, puede repetirse y en ocasiones la molestia desaparece para siempre. De hecho, la inyección dio unos porcentajes de curación del 34%, 34% y 37%, respectivamente, que mejoraron a un porcentaje de 60-66% en visitas de seguimiento de 1 año y 5 años más tarde. Aunque no está recomendado abusar ya que tiene efectos secundarios, en ocasiones los corticosteroides dañan los tejidos circundantes y puede convertirse en una enfermedad crónica. Consulta siempre con tu médico.

Operación de bursitis

También es posible que el especialista de traumatología recomiende la cirugía. Suele ser el último paso si los demás tratamientos no han funcionado, ya que, al ser invasiva, tiene algunos riesgos. Se extirpará la bursa mediante una remoción quirúrgica en la que se recogerá el tejido inflamado. Normalmente después de unas horas de la operación podrás regresar a casa, siempre que tomes los medicamentos para aliviar los síntomas del postoperatorio y guardes reposo.

Una técnica más nueva que está ganando popularidad es la remoción artroscópica de la bolsa. En esta técnica, la bolsa se remueve a través de una pequeña incisión de la cadera por la que pasa un artroscopio, y se realiza una segunda incisión para que el médico pueda guiar sus instrumentos y cortar la bolsa. Esta cirugía es menos invasiva y la recuperación es más rápida y menos dolorosa.

¿Se puede prevenir la bursitis de cadera?

No siempre se puede prevenir, pero sí puedes hacer algunas cosas que puede minimizar la posibilidad de padecer esta enfermedad:

- No tener sobrepeso

- Mantener la fuerza y la flexibilidad de los músculos de la cadera mediante ejercicio físico regular

- Evitar actividades repetitivas que sobrecarguen las caderas

- Usar un zapato plano adecuado

Fuente:

Javidan P, Gortz S, Fricka KB, Bugbee WD. The hip. In: Hochberg MC, Gravallese EM, Silman AJ, Smolen JS, Weinblatt ME, Weisman MH, eds. Rheumatology. 7th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2019:chap 85.

Redacción: María Segura

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