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¿Qué pasa si comes mucha sal?

¿Qué pasa si comes mucha sal?

No hace falta decir que a pesar de que la sal es un condimento necesario para el correcto funcionamiento del organismo, cuando ésta se consume en exceso se convierte en una de las principales causas de la hipertensión arterial, un padecimiento que provoca que las arterias pierdan elasticidad.

Índice

Riesgos del consumo excesivo de sal

Cuando tenemos hipertensión arterial lo que sucede es que nuestras arterias se vuelven menos elásticas, es decir, son más rígidas, lo que dificulta el trabajo de nuestro corazón y riñones. La hipertensión arterial es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras de la presión arterial por encima de los límites sobre los cuales aumenta el riesgo cardiovascular.

Es cierto que, a pesar de no saber las causas específicas del desarrollo de la hipertensión arterial, ésta se ha relacionado con una serie de factores muy comunes en nuestra sociedad en general. Algunos de ellos relacionados con la herencia, el sexo o la edad que no pueden modificarse y otros que, sin embargo, sí podrían hacerlo ya que tienen que ver con nuestros hábitos y costumbres, como son la obesidad, el consumo excesivo de alcohol, un estilo de vida muy sedentario, etc.

Tanto la sal como el azúcar, por tanto, están muy relacionados con todos estos motivos por los que se origina la hipertensión, pues no hace falta decir que la cantidad de azúcar presente en el alcohol es excesivamente elevada y que esta determinada sustancia junto a la sal destacan principalmente por encontrarse en cantidades ingentes en todos los alimentos procesados, relacionados no solamente ya con la obesidad y otras enfermedades del metabolismo sino también con el aumento de riesgo de padecer cáncer. De hecho, según un estudio reciente, un aumento del 10% en el consumo de dichos alimentos procesados, y que contienen como decíamos cantidades ingentes de sal y azúcar, está asociado con un 12% más de posibilidades de padecer dicha enfermedad.

La sal de mesa (nos referimos a ésta y no a la sal natural porque no son lo mismo) es un tipo de sodio llamado cloruro de sodio que se crea al tomar sal natural cocinada a 1.200º Fahrenheit. Esta provoca el aumento acelerado de la presión arterial debido a que la sangre intenta alejar rápidamente del corazón todos los alimentos tóxicos. Por eso los médicos aconsejan a todas aquellas personas que tienen la presión alta suspender el consumo de sal. La sal de mesa también provoca además la retención de agua y otros fluidos. Además, otros muchos padecimientos crónicos como la diabetes, la gota y la obesidad pueden también empeorar. La sal de mesa resulta bastante agresiva con el sistema nervioso y circulatorio y es aditiva, lo que significa que mientras más acostumbramos a nuestro cuerpo a tomarla, más nos la pedirá.

La cantidad de sal permitida por persona depende de las condiciones físicas, la dieta y las actividades que cada uno realice diariamente. No obstante, el consumo de ésta varía también dependiendo de la época del año en la que nos encontremos ya que, en los meses de invierno, por ejemplo, se consume mucha menos sal que en verano o primavera. Aun así, el sodio ingerido por día debe oscilar entre los 500 y los 2.400 miligramos, que en sal se traduce en la ingesta de menos de cinco gramos diarios aproximadamente.

Controla la sal en tus alimentos

Es importante, por tanto, controlar adecuadamente la cantidad de sal consumida (compuesta en un 40% por sodio y en un 60% por cloro) en nuestra dieta ya que ésta no solamente es la que tenemos en casa sino también la que contiene la mayoría de los alimentos procesados. Todos estos conservantes pueden provocar también la inflamación de los riñones, la tiroides y el hígado, que con el tiempo pueden desembocar en serios y graves problemas como el bocio, las enfermedades cardiacas, los infartos o incluso graves trastornos del sistema nervioso como ansiedad y depresión.

Con esto se deduce que todo es bueno, pero con moderación. La sal aporta numerosos beneficios en nuestra salud, pero cuando la utilizamos en exceso puede causar mucho daño. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente no se deberían consumir más de 2.000 miligramos de sodio al día, el equivalente a cinco gramos de sal, al contrario de lo que opinan otros organismos como la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), quienes sugieren que con el consumo de 500 miligramos de sodio al día sería más que suficiente (apenas una cuarta parte de una cucharadita de sal).

Según la Fundación Española de Nutrición, hasta el 80% de los españoles consume más sal de la recomendada por la OMS, llegando incluso a duplicar las cantidades aconsejadas.

Lo advierten en todas las instituciones y organismos relacionados con la salud, conocemos todas las complicaciones que un consumo excesivo de sal provoca en nuestro organismo y, por ello, en nuestra salud. Entonces, ¿por qué seguimos consumiéndola de manera tan excesiva?

Esto perjudica gravemente nuestra salud y para que podamos evitarlo, simplemente debemos dejar de lado todos esos productos procesados como los quesos, las carnes frías, la repostería y sobre todo las cadenas de comida rápida; comenzar a utilizar sustitutos de la sal como la sal marina no tratada; y echar cada vez menos sal en nuestras comidas, probando con otros condimentos o ingredientes que realcen el gusto de éstas, como la pimienta, la salvia, la albahaca, el perejil o el romero con los que siempre debemos contar.

Y ahora ¡pon más sal en tu vida y menos en las comidas!

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