Síntomas de bipolaridad

Índice

• ¿Qué es el trastorno bipolar?
• Síntomas de la bipolaridad
• ¿Cómo se trata el trastorno bipolar?

¿Qué es el trastorno bipolar?

El trastorno bipolar es una enfermedad mental relativamente habitual que se llama así porque el estado de ánimo de la persona que lo sufre alterna entre una fase en la que te sientes eufórico, lleno de energía y con ganas de hacer mil cosas, conocida como manía o hipomanía, y otra en la que pasas al lado contrario y te sientes triste, deprimido, sin ganas de hacer nada, llamada fase depresiva. Estos cambios bruscos de una a otra fase pueden afectar al sueño, el juicio, el trabajo, el comportamiento, la capacidad de pensar y tomar decisiones…. En definitiva, a toda tu vida y tus relaciones personales.

Estos episodios pueden ocurrir con mayor o menor frecuencia según la persona, incluso es posible tener etapas muy largas sin síntomas en la que se encuentra normal y no se ve afectado por ninguna de estas dos fases extremas. A pesar de ello, es una enfermedad crónica, pero puede controlarse y tratarse con diversos medicamentos y terapias.

Las causas de la aparición de este trastorno se desconocen, aunque se cree que puede ser una mezcla de diferencias biológicas en el cerebro de la persona afectada y genética, es decir, tener historial de familiares de primer grado con esta enfermedad.

También existen una serie de factores de riesgo que predisponen a una persona a desarrollar este problema, como atravesar periodos de mucho estrés o el abuso de alcohol o drogas.

Síntomas de la bipolaridad

Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo de trastorno bipolar que sufras y de si hay otras afecciones presentes, ya que es algo muy habitual que una persona sufra, además del trastorno bipolar, otras enfermedades como trastornos de ansiedad, trastornos de la alimentación, trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o problemas de salud como enfermedades cardiacas o problemas de tiroides.

Con frecuencia, los síntomas comienzan a presentarse en la adolescencia tardía o la adultez temprana, pero pueden darse desde la infancia.

1. Manía e hipomanía. Son dos tipos diferentes de episodios, pero comparten los mismos síntomas. La manía es más grave que la hipomanía y causa problemas más serios con el trabajo o las personas que le rodean. Además, las personas que atraviesan un episodio de manía pueden sufrir brotes de psicosis (desconexión de la realidad) y requerir hospitalización. Los síntomas principales de estos episodios son:

- Brotes anormales de optimismo

- Nerviosismo o tensión

- Aumento de actividad

- Agitación

- Euforia y gran confianza en sí mismo

- Menos ganas de dormir

- Locuacidad inusual

- Problemas para concentrarse

- Frenesí de ideas y actividades

- Tomar decisiones malas y compulsivas

- Sentir que los pensamientos van muy rápido

2. Episodio depresivo

- Estado de ánimo depresivo, caracterizado por una profunda tristeza, ganas frecuentes de llorar, desesperanza, sensación de abandono…

- Pérdida de interés por todas las actividades

- Anhedonia (problemas para sentir placer)

- Cambios en el apetito y pérdida de peso

- Problemas con el sueño, que pueden ir desde dormir poco hasta dormir mucho

- Comportamiento más lento

- Cansancio y fatiga

- Problemas de memoria

- Sentimientos de inutilidad y culpa

- Problemas para concentrarse y tomar decisiones

- Pensamientos o intentos suicidas

Si no se trata, el trastorno bipolar puede provocar problemas graves que afectan todos los aspectos de la vida, incluido el trabajo y las relaciones personales, llegando incluso a causar la muerte si el afectado se suicida.

¿Cómo se trata el trastorno bipolar?

El tratamiento del trastorno bipolar, como el de otras enfermedades mentales, depende del psiquiatra, por lo que lo primero es acudir a un especialista en este tipo de problemas para que realice el diagnóstico oportuno de acuerdo a la sintomatología, el historial clínico y familiar, etc.

Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento está dirigido a controlar los síntomas y los episodios tanto maníacos como depresivos para permitir que el afectado lleva una vida normal. Generalmente, el tratamiento se compone de dos partes: medicamentos y terapia.

En cuando a la medicación, los fármacos utilizados pueden comprender estabilizadores del ánimo (que ayudan a controlar los episodios maníacos o hipomaníacos), que incluyen fármacos con litio, ácido valproico, divalproato sódico, carbamazepina o lamotrigina. También puede ser necesario usar antipsicóticos si persisten los síntomas de depresión o manía, antidepresivos para ayudar a controlar la depresión o medicamentos para la ansiedad.

Existen muchos medicamentos, y la elección de los que se usen, así como la dosis, dependerá de los síntomas de cada persona, de su intensidad y frecuencia y del éxito que se obtenga con cada uno de ellos, ya que no todos tienen la misma eficacia en todas las personas. Asimismo, algunos tardan semanas en hacer efecto, por lo que hay que tener mucha paciencia para ir ajustando la dosis y los fármacos elegidos.

Además, es importante combinar los fármacos con la psicoterapia, fundamental para tener éxito en el tratamiento. La terapia para el trastorno bipolar incluye terapia interpersonal y de ritmo social para estabilizar los ritmos diarios y lograr unos horarios regulares que ayuden a evitar los episodios bipolares; terapia cognitiva conductual para identificar los comportamientos negativos y reemplazarlos por otros positivos, así como ofrecer estrategias para controlar el estrés; psicoeducación para saber más sobre el trastorno bipolar, sus síntomas y cómo controlarlo; y terapia centrada en la familia, ya que el apoyo familiar es muy importante, pero convivir con un enfermo bipolar puede ser muy complicado, por lo que la familia también necesita ayuda.