Las personas atractivas son más permisivas en el sexo

Índice

• Las personas atractivas son más abiertas sexualmente
• ¿Por qué ocurre esto?

Las personas atractivas son más abiertas sexualmente

"Cuando las opciones tentadoras, pero moralmente sospechosas, se vuelven más accesibles, las personas a menudo rebajan las objeciones morales previas (normalmente inculcadas por la educación)", explica Robert Urbatsch, de la Universidad Estatal de Iowa, en su estudio.

El estudio examinó los datos de la Encuesta social general de 2016 y el Estudio de elecciones nacionales de 1972 en los Estados Unidos. Esta gran encuesta sociológica era inusual, ya que dieron el paso adicional de hacer que los entrevistadores evaluaran el atractivo físico de los encuestados.

En los resultados se vio que los encuestados guapos eran más propensos a apoyar el sexo prematrimonial, el sexo gay, el matrimonio gay y los derechos de aborto, pero no toleraban mejor otras cuestiones no relacionadas con el sexo, como la desobediencia civil o la legalización de la marihuana.

Las personas atractivas son igualmente permisivas cuando se consideran cuestiones políticas y de políticas, especialmente el matrimonio gay y el aborto, que se relacionan estrechamente con la expresión sexual. Sin embargo, esa mayor tolerancia no incluye varios comportamientos no sexuales.

"Estos resultados apoyan la hipótesis de que una mayor oportunidad de disfrutar de un comportamiento, como la buena apariencia típicamente proporciona para las actividades sexuales, reduce la sensación de estigma moral que rodea a esa actividad", dijo Urbatsch en su estudio. Esto se basa en investigaciones previas sobre la naturaleza oportunista de algunas creencias morales.

¿Por qué ocurre esto?

Es decir, cuantas más posibilidades tienes a lo largo de tu vida de tener sexo prematrimonial, más permisivo te vuelves hacia esa práctica.

Pero las personas más atractivas no eran más permisivas en un aspecto. No hubo diferencias estadísticamente significativas entre las personas atractivas y no atractivas en lo que respecta al sexo extramatrimonial. Es decir, la infidelidad nos parece mal a todos, guapos y feos. Y es que, por muy atractivo que seas, tienes las mismas posibilidades que los demás de que te pongan los cuernos, y eso a nadie le gusta.

Urbatsch señaló que también es posible que las personas menos atractivas tiendan a tener puntos de vista menos permisivos sobre los comportamientos relacionados con el sexo. "En general, las personas tienden a percibir situaciones en las que reciben menos que otras personas como injustas, y quieren limitar esa desigualdad de alguna manera”, lo que las hace menos permisivas a comportamientos a los que ellos tienen menos alcance, escribió.

La conexión entre la oportunidad y las actitudes éticas tiene implicaciones potenciales para las preguntas en las ciencias sociales, incluso en aquellas aparentemente alejadas de la apariencia y la sexualidad. Puede, por ejemplo, hablar de cómo las percepciones de desigualdad e injusticia conducen a demandas para imponer restricciones a los demás. Esto importa cuando se explora, por ejemplo, la relación entre un alto coeficiente de Gini y el populismo económico: cuando ciertas oportunidades están disponibles para los ricos, los menos favorecidos pueden condenar a sus compatriotas más ricos. Es decir, estos resultados sugieren que las diferencias en las oportunidades económicas, independientemente de si se manifiestan en resultados económicos diferenciales, pueden generar una reacción violenta contra los ricos.

De manera similar, los resultados anteriores se refieren a la literatura sobre los orígenes genéticos de las preferencias políticas, lo que refuerza un mecanismo por el cual los genes pueden llevar a actitudes sociales relevantes en particular. En la medida en que afectan el atractivo físico, los genes pueden inducir un tratamiento diferencial por parte de otros y abrir las puertas a más (o menos) oportunidades, dando forma a las creencias sobre la moralidad por algunos de los mismos medios en que afectan a la personalidad; esto también se conecta con hallazgos previos sobre el papel de cómo la fuerza física moldea las actitudes políticas.

El vínculo también agrega sombreado al hallazgo persistente de que los políticos de tendencia derechista en general exhiben un mayor atractivo físico. Si bien la buena apariencia puede asociarse con puntos de vista conservadores sobre la política económica (tal vez porque el atractivo prospere desproporcionadamente en los mercados libres, que valoran su apariencia física), es menos probable que esta asociación se extienda a temas de política social como las restricciones al aborto.

Las investigaciones futuras pueden explorar más estas preguntas de varias maneras. Una extensión de este análisis podría examinar para quién, o bajo qué circunstancias, factores como el buen aspecto influyen en las actitudes morales. Por ejemplo, las normas de atractivo y las normas morales tienden a tener un alto género, por lo que los efectos de una buena apariencia en las creencias éticas entre las mujeres pueden diferir de las de los hombres. Los enfoques experimentales, mientras tanto, podrían examinar si y cómo varias claves, por ejemplo, un problema para el disgusto, alteran las diferencias en la moralidad basadas en la apariencia. Dada la tendencia de los funcionarios electos a tener una apariencia relativamente buena, examinar si los patrones que se observan aquí se mantienen entre las elites políticas puede tener implicaciones tanto para la representación descriptiva como sustantiva de las creencias políticas. Este tipo de investigaciones puede ayudar a establecer más los caminos que llevan a las personas a sus creencias centrales y, en última instancia, a los resultados de las políticas democráticas.