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¿Por qué tomamos malas decisiones?

¿Por qué tomamos malas decisiones?

Todos, en algún momento o en otro de nuestra vida, tomamos malas decisiones tanto a nivel personal como laboral, decisiones que muchas veces tienen un gran impacto en nuestra vida posterior. Ya sea involucrarnos en relaciones tóxicas como elegir una carrera profesional que no nos gusta nada, muchas veces elegimos mal, e incluso a veces a sabiendas de que lo que estamos haciendo puede no ser bueno. ¿Por qué?

Índice

La forma de pensar determina la calidad de nuestras decisiones

Tomar malas decisiones puede cambiar drásticamente tu vida, dejándote insatisfecho y vacío. Pero cuando las personas toman malas decisiones de manera recurrente, es posible que no alcancen su potencial ni su felicidad.

La gente toma malas decisiones por muchas razones. Su modo de pensar, su falta de experiencia y las normas sociales son tres de las razones por las que muchas veces toman malas decisiones.

La mentalidad es una inclinación hacia uno u otro lado. Es importante reconocer que nuestras actitudes e inclinaciones mentales están presentes y pueden afectar en gran medida a nuestra capacidad para tomar decisiones. Por ejemplo, si piensas que eres pequeño y no vales nada, tomas decisiones basadas en esas creencias limitantes y siempre evitas tomar acciones significativas debido al miedo, por lo que nunca alcanzarás tu máximo potencial.

Jim Taylor, profesor en la Universidad de San Francisco, lo explica de la siguiente manera: "Existe una gran tendencia a la toma de decisiones basada en la adquisición y/o el procesamiento imitado de la información o en el interés propio, el exceso de confianza o el apego a la experiencia pasada".

Él describe muchos sesgos cognitivos, como el de la miopía, cuando alguien “ve e interpreta el mundo a través de la lente estrecha de tus propias experiencias, equipaje, creencias y suposiciones".

O la predisposición de la reina/rey, cuando "cuando actúas de cierta manera para conseguir aumentar tu aceptación, gusto y popularidad".

Cuando se toman decisiones basadas en alguno de estos u otros prejuicios cognitivos, las elecciones no siempre son acertadas. Es importante darse cuenta de que estas inclinaciones mentales están presentes en todos para evitarlas a la hora de tomar decisiones trascendentales.

No dejes que tus sentimientos te desvíen

Si no nos conocemos bien, es difícil tomar buenas decisiones. Los leones son animales increíbles, fuertes, poderosos y majestuosos. Saben dónde pertenecen en la cadena alimentaria y saben dónde vivir. Ellos saben cómo cazar y cómo actuar. Sin embargo, ¿qué pasaría si un león no entendiera esto e intentara vivir en el océano? Seguramente moriría rápido. Lo mismo vale para nosotros. Si no entendemos quiénes somos, es difícil tomar las mejores decisiones que nos permitan prosperar completamente.

Cuando te conoces y sabes lo que quieres, estás mejor preparado para tomar buenas decisiones. Sin embargo, esto no significa que siempre debas tomar decisiones basadas en "cómo te sientes" o tus emociones. De hecho, tomar decisiones basadas en los sentimientos a veces puede restringir significativamente el crecimiento. Por ejemplo, es posible que te sientas incómodo ante la idea de realizar una presentación delante de otras personas, pero si sabes que eso puede facilitarte un ascenso, debes hacerlo, aunque no te sientas cómodo con la idea. Salir de tu zona de confort es necesario para crecer y prosperar.

Seguir las normas sociales puede conducir a malas decisiones

Las normas sociales afectan las elecciones de las personas todos los días. Las personas con las que pasas el tiempo y la sociedad en general influyen en los trabajos que eliges, las horas que trabajas, el nivel de éxito que alcanzas, tus hábitos… incluso tu visión de qué es una buena vida.

Pero el hecho de que todos sus conocidos trabajen de 9 a 5 en una oficina no significa que sea la mejor opción para ti. O el hecho de que todos tus amigos lleven a sus hijos a una serie de actividades no significa que sea el mejor plan para tu familia. Elige según aquello que consideras mejor para ti, independientemente de lo que hagan los demás o de lo que se considere “mejor”.

Cómo tomar grandes decisiones que no lamentarás

Las tres claves para tomar buenas decisiones son tomar conciencia de nuestra mentalidad, entendernos a nosotros mismos y tomar decisiones de manera intencional en lugar de seguir pasivamente a la multitud.

1- Ten en cuenta tu mentalidad

Es importante entender que tu mentalidad puede llevarte a tomar malas decisiones. La gente a menudo evita hacer cambios positivos en sus vidas y hacer cosas grandes porque creen que no es posible lograr sus sueños más grandes. Se conforman con menos de lo que pueden alcanzar porque se sienten inferiores de lo que son.

Comienza a prestar atención a tus pensamientos. Cuando piensas en lograr un gran objetivo, ¿qué pensamientos tienes? ¿Te ves capaz de alcanzarlo? Si descubres que tu diálogo interno es desalentador, intenta modificar tus pensamientos y ser más optimista. Por ejemplo, si piensas, "No puedo comenzar un negocio”; cambia esa frase a "No sé cómo comenzar un negocio en este momento, pero puedo aprender". Si piensas: "No puedo perder peso, fallé la última vez que lo intenté”, cámbialo por “No logré mi objetivo la última vez, pero esta vez haré XXXX para conseguirlo”.

Una forma de minimizar el riesgo de tomar malas decisiones debido a una mentalidad negativa es colaborar con alguien a la hora de tomar decisiones, o aprender de personas que ya han hecho lo que aspiras a hacer. Por ejemplo, al tomar decisiones sobre tu carrera, puedes contratar a un consejero profesional. Si deseas dejar de trabajar y viajar por el mundo, aprende de personas que han hecho exactamente eso.

2- Conviértete en autoexperto

Convertirse en autoexperto en psicología es una clave importante para tomar buenas decisiones. Cuando comprendes bien tus puntos fuertes, tus prioridades y el impacto que quieres tener en el mundo, puedes tomar decisiones basadas en objetivos y vivir una vida más plena.

Conocer tus fortalezas puede ayudarte a elegir un camino profesional que te permita maximizar esas fortalezas, en lugar de elegir una carrera que no sea adecuada para ti.

3- Toma decisiones intencionalmente

Ser intencional con las decisiones en lugar de seguir pasivamente las recomendaciones de la sociedad puede ayudarte a tomar decisiones que se alineen con lo que más te importa. Haz una pausa para reflexionar y pensar por qué estás tomando las decisiones que estás tomando. ¿Estás viviendo tu vida de una manera que te permite convertirte en la mejor versión de ti y causar impacto en el mundo? O, ¿estás viviendo la vida que la sociedad quiere para ti?

Un simple paso para ser más intencional en tu vida es escribir un cronograma tentativo para tu día. Si le dices a tu tiempo a dónde ir, esto puede ayudarte a minimizar el tiempo que dedicas a otras tareas superficiales que te aparten de tu objetivo.

Aunque nadie es perfecto, y nadie tiene una vida perfecta, trabajar estas estrategias puede ayudarte a tomar mejores decisiones, lo que lleva a sentir menos remordimientos y tener una vida más plena y feliz.

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