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Cómo conseguir que no se pongan negras las alcachofas

Cómo conseguir que no se pongan negras las alcachofas

Cuando procedemos a pelar o cortar algunas frutas y verduras para cocinarlas, es muy común que estas se oxiden. La oxidación se debe a que el oxígeno presente en el aire entra en contacto con los alimentos. Debemos tener especial cuidado, pues la exposición de la luz del sol también es un factor que provoca que se oxiden antes los alimentos.

Índice

¿Por qué se ponen negras?

Cuando esto ocurre, algunas frutas como las manzanas y los aguacates o verduras como las alcachofas adquieren un color muy oscuro, prácticamente negro, debido a que el mero contacto con el aire provoca que estas ennegrezcan. Cierto es que parece inevitable conseguir que no se pongan negros, pero, por suerte, existen algunos trucos para evitar esta oxidación.

Hoy, en concreto, hablamos de las alcachofas. Con el tiempo, esta verdura se ha ganado mala fama pues, para muchos, son unas verduras algo amargas, y sobre todo difíciles de preparar en nuestras cocinas. Estas se oxidan rápidamente y son muchos los que piensan que se desperdicia el producto. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así.

Sabemos que al principio parece una tarea algo complicada debido a su gran rapidez de oxidación. Por eso, es importante saber que a la hora de cocinarlas, sería recomendable quitarles el rabo justo antes de cocerlas, pues así se evitará la oxidación y se conseguirá una mejor conservación de su corazón.

Antes de enseñaros algunos trucos, también debéis tener en cuenta que la utilización de algo tan simple como unos guantes, es fundamental para manipular siempre este tipo de verduras. Si vais a manipular además otros alimentos, y tenéis cerca una piedra pómez, podéis frotar vuestras manos con ella, ya que solamente con el contacto el alimento que estemos manipulando puede adquirir un sabor amargo.

Trucos para que las alcachofas no se ennegrazcan

Una vez tengáis todo esto hecho, podéis seguir algunos trucos para evitar que las alcachofas ennegrezcan.

1. El truco más conocido para evitar que las alcachofas se pongan negras y se oxiden es el de frotarlas con limón. El mismo que oíamos a nuestras madres cuando estábamos en casa, claro. En este caso hay dos opciones. La primera de ellas sería frotarlas con un limón al cortarlas o bien, optar por verter su jugo y algunas rodajas en el agua en la que estáis lavando las alcachofas. A pesar de ser un gran truco y estar muy extendido, presenta algunas desventajas. Las alcachofas terminan por adquirir el sabor del limón y acaban estropeando ese delicioso plato que esperabais comer.

2. Si no os convence este primer truco, porque vuestros platos saben demasiado a limón, podéis optar por echar un par de cucharadas de harina al agua en la que están las alcachofas a remojo, y utilizar esta misma con la harina para cocerlas. Así, además, conseguiréis que mantengan su color. Sin embargo, la harina, al igual que el limón, presenta también alguna desventaja, pues algunas zonas de las alcachofas se pueden quedar algo oscuras.

3. Otro de los trucos, y quizás uno de los más eficaces, es utilizar perejil. Lo más conveniente es sumergir las alcachofas recién limpias en un recipiente con agua fría e introducir un manojo de perejil. El perejil es una planta herbácea que contiene una elevada cantidad de vitamina C, un nutriente esencial. Este antioxidante natural consigue que las alcachofas adquieran el color negro más tarde de lo habitual.

4. Otra opción es cocinar las alcachofas enteras, sin pelar, sólo se tienen que lavar para quitar la suciedad de la superficie. Después se introducen en una olla con agua y se cuecen hasta que están tiernas. Una vez cocinadas se pelan sin que las manos se pongan negras y quedan tiernas y jugosas.

Recordad, además, que las alcachofas contienen en su corazón algunos pelillos, como una especie de pelusa. Para que vuestros platos queden perfectos debéis cortarlos. Esto podría ser algo desagradable para algunos paladares.

Finalmente, lo más recomendable para que no ocurran cosas como estas, es consumir la alcachofa tierna, al poco de adquirirla. Sabemos que por unas u otras razones, no siempre se puede consumir recién comprada por lo que si va a permanecer más de un día sin consumir en vuestros hogares, debéis introducir los tallos en agua para una mejor conservación.

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