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Por qué los selfies pueden ser beneficiosos

Por qué los selfies pueden ser beneficiosos

Como con todo lo que se convierte en un fenómeno de masas, hay una explicación detrás, una psicología detrás del fenómeno del autorretrato digital. Y no es tan negativo como algunos se empeñan en percibirlo…

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Es fácil caer en esa presunción. Una persona autorretratándose es una persona vanidosa… ¿no? Hoy por hoy, a punto de entrar en la segunda década del siglo XXI, estamos viviendo la cultura del selfie. Los autorretratos, aunque fueran pictóricos, siempre han estado ahí, tampoco vamos a considerarnos inventores de algo tan antiguo como la existencia humana. La diferencia es que nunca había sido tan masivo como ahora.

Las redes sociales están plagadas de imágenes de nosotros mismos hechas por nosotros mismos. Y esas son las que decidimos mostrar. Luego, quedan todas aquellas que se almacenan en nuestra galería de fotos personal. En cuanto empezó el pico de popularidad de los selfies, algunos se apresuraron a desdeñar la “moda” como un reflejo de personas con baja autoestima y necesidad de validación. Se transmitía una especia de culpabilidad en el simple hecho retratarnos a nosotros mismos.

Con el tiempo, se ha visto que esta lectura resultaba simplista e inexacta de por qué tantas personas muestran el gusto por convertirse en sujeto y objeto de sus propias fotografías. Ya que, aunque es cierto que, en algunos casos, los selfies pueden demostrar un claro narcisismo u obsesión por uno mismo, no siempre tiene por qué ser así.

Para empezar… ¿Por qué se llama selfie?

La palabra selfie es, cómo no, un anglicismo, es decir, una palabra adoptada del inglés que significa “autorretrato”, es decir, una foto que nos hacemos a nosotros mismos de nosotros mismos.

Esta moda surgió con la irrupción en nuestras vidas de los móviles con cámara, móviles que actualmente cuentan incluso con 4 cámaras diferentes, por lo que las fotos que pueden hacer son mejores que las de algunas cámaras fotográficas, habiendo dejando a estas relegadas a amantes de la fotografía.

Al principio, los móviles fueron una gran ayuda para poder sacar fotos de nuestros momentos diarios, experiencias, actividades divertidas, los hijos y nietos… pero se ha convertido en una costumbre casi adictiva, no hay persona que no tenga más de mil fotos en su galería y que no haga unas cuantas al día. Y ni hablamos ya de los instagramer o los adolescentes que se pasan el día sacando fotos de todo y subiéndolas a las redes.

Y, entre esas miles de fotos que hacen, priman los selfies, eso sí, retocados. Nadie sube una foto de sí mismo en la que se le vea mal o haciendo el tonto, todo está muy estudiado. ¿Por qué?

Un estimulante de la autoestima

Muchas mujeres declaran el efecto de empoderamiento y de autoestima que viene con los selfies propios:

  • Ayudan a capturar un recuerdo apreciado

Estás en una agradable comida con tu familia, o de paseo por el parque bajo un sol brillante, o descansada y feliz en la playa…

  • A retratar un momento en el que te sentías genial contigo misma

Puede que te hayas despertado con el pelo especialmente bonito, o notes tu piel radiante, o te encante tu maquillaje… ¿Por qué no capturar ese momento?

El hecho de retratarte a ti misma de una manera que tú controles y consideres favorecedora ayuda a internalizar la sensación de aceptación de tu físico.

Una forma de mostrar lo que queremos

Además, como señalaba el sociólogo estadounidense Charles Horton Cooley, nuestra percepción propia parte, en gran medida, de cómo sentimos que somos percibidos. Es decir, lo que creemos que los otros ven de nosotros es lo que, en gran medida, moldea cómo somos. Esto podría explicar el gusto mayoritario por los selfies, que, precisamente, nos permiten tomar el control sobre lo que mostramos y lo que otros perciben de nosotros. Es decir, en último lugar, nos permiten tomar el control de la percepción de nosotros mismos.

Mostramos solo aquellos que queremos mostrar para dar una imagen atractiva, divertida, interesante, deportiva, arriesgada… lo que realmente nos gustaría ser, aunque no siempre (o más bien nunca) muestre totalmente la realidad. Y no tiene por qué ser malo, siempre que no nos alejemos de la realidad y de lo que realmente somos.

En cualquier caso, si algo queda claro es que, en plena era digital, los selfies están para quedarse y no tiene ningún sentido estigmatizar las autofotos o demonizarlas como reflejo de una sociedad narcisista. A veces, simplemente, se tratan de una vía de reafirmarnos como personas, o de darnos un subidón de autoestima, o de conocernos mejor. Así que coge tu móvil o tu cámara, enfócate y posa como tú quieras posar.

Fuente:

Charles Horton Cooley

Redacción: Irene Gómez

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