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Las personas atractivas son más propensas a creer que la vida es justa… ¿por qué será?

Las personas atractivas son más propensas a creer que la vida es justa… ¿por qué será?

Hay muchos estudios que afirman que las personas atractivas tienen sueldos más altos, más facilidad para encontrar trabajo o pareja, menos dificultades a la hora de conseguir ciertos logros… quizá por todo ello para ellos la vida sea más justa.

Índice

Relación entre atractivo y justicia

Al menos eso afirma un estudio publicado en la revista Psychological Reports que examinó la relación entre el atractivo físico y la creencia en un mundo justo, es decir, la creencia de que las personas obtienen lo que merecen y merecen lo que obtienen.

"Mi principal área de investigación son los estereotipos asociados al atractivo, que se refiere a la tendencia humana de atribuir rasgos positivos a personas atractivas y rasgos negativos a aquellos considerados poco atractivos", explica R. Shane Westfall, estudiante de doctorado de la Universidad de Nevada (Las Vegas), uno de los autores del estudio.

"A medida que leía sobre la Teoría del Mundo Justo (un sesgo cognitivo que nos impulsa a creer que cada individuo tiene lo que se merece en la vida), noté que los defensores más fuertes de esta hipótesis son aquellos que son favorecidos por la sociedad. Esto me llevó a establecer una conexión con mi investigación, ya que las personas más atractivas reciben un trato favorable durante toda su vida".

Dos estudios realizados a 395 estudiantes universitarios descubrieron que las personas que eran más atractivas físicamente tenían más probabilidades de estar de acuerdo con afirmaciones como "Siento que las personas obtienen lo que tienen derecho a tener" o "Siento que las personas que se encuentran con la desgracia lo han provocado ellos mismos”.

Esto fue cierto tanto cuando los participantes calificaron su propio atractivo como cuando su atractivo fue calificado por sus compañeros.

"Como humanos, a menudo queremos compartimentar varios aspectos de nuestro ser", explicó Westfall a PsyPost. "Este trabajo ayuda a cristalizar el mensaje de que nuestra percepción del mundo está influenciada por factores que tenderíamos a descartar como tangenciales".

"Nuestras creencias y valores personales a menudo son simplemente reflejos de los estímulos a los que hemos estado expuestos, en lugar de representaciones bien pensadas. En el caso de este estudio, nuestra conceptualización de la justicia puede simplemente reflejar nuestro propio privilegio".

Limitaciones del estudio

El estudio tiene algunas limitaciones, particularmente con respecto a su muestra de participantes ya que, en su mayoría, eran estadounidenses en edad universitaria. Por ello, sería necesario realizar otros trabajos para encontrar diferencias culturales a la hora de estudiar la Teoría del Mundo Justo, por lo que tal vez esta relación sería diferente en otras áreas. Más importante aún, los participantes tenían una edad en la que la apariencia es a la vez muy importante y destacada. Un área importante para el trabajo futuro es ver si esta relación cambia a medida que las personas envejecen".

"A pesar de que nuestra apariencia está en gran medida fuera de nuestro control personal, este trabajo se suma a la literatura previa que demuestra la profunda influencia que tiene en nuestra vida cotidiana", agregó.

La Teoría del Mundo Justo

Esta Teoría fue creada por Malvin J. Lerner, quien afirmaba que las personas:“tienen la necesidad de creer que viven en un mundo donde cada uno, generalmente, obtiene lo que se merece”.

Esta creencia se manifiesta en la idea de que a las personas buenas tienen que pasarles cosas buenas, y a las malas, cosas malas. Una especia de karma universal que pone a cada uno en su sitio de acuerdo a sus comportamientos y actitudes con respecto a los demás. Y, a pesar de que no siempre se cumple, son muchas las personas que creen en esta teoría.

Es una manera de asimilar de forma positiva las cosas malas que les pasan a las personas buenas y respetuosas, creer que tarde o temprano tendrán lo que se merecen. Igualmente, las personas que se aprovechan de los demás, aunque normalmente triunfan, acabarán cayendo en desgracia.

Pensar en el mundo como un lugar justo en el que cada uno tiene lo que se merece, ayuda a protegernos frente al estrés provocado por los sucesos desagradables que presenciamos.

Y, para poder creer en ello, muchas veces culpabilizamos a la víctima, acusándole de no haber hecho lo suficiente para evitar su desgracia. Por ejemplo, si es pobre, pensamos que no se ha esforzado lo suficiente. Si es infeliz en su matrimonio, que eligió mal y no actuó a tiempo.

El efecto a posteriori también refuerza nuestra creencia en esta Teoría. En este caso, se trata de una ilusión cognitiva que nos hace creer, al conocer los resultados de un suceso, que hubiéramos sabido cómo solucionarlo mucho mejor que la víctima. Como los aficionados al fútbol que siempre saben cómo llevar a su equipo a la victoria.

Otro sesgo que mantiene estos prejuicios es el confirmatorio, que nos hace buscar argumentos que apoyan nuestras teorías, obviando aquellos que las contradicen.

En definitiva, nos apoyamos en diversos sesgos cognitivos que nos ayudan a creer que, si somos buenos, al final todo nos saldrá bien. Y, según el estudio, si somos atractivos creeremos en ello aún más.

Fuente:

The Influence of Physical Attractiveness on Belief in a Just World“,R. Shane Westfall , Murray G. Millar, and Aileen Lovitt

Redacción: Irene García

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