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La envidia puede ser positiva siempre que no seas también celoso

La envidia puede ser positiva siempre que no seas también celoso

Tanto la envidia como los celos suelen ser vistos como emociones negativas y rasgos de carácter que hay que evitar, especialmente los celos en la pareja ya que pueden llevar a situaciones y acciones como la venganza o la violencia machista. Sin embargo, ¿puede ser buena la envidia si se sabe gestionar y se separa de los celos? ¿Es posible aprovechar estos sentimientos negativos para algo positivo?

Índice

En general, los celos y la envidia son emociones negativas que nos llevan a tomar decisiones de las que luego podemos arrepentirnos o, al menos, nos hacen sentir amargados y resentidos. Por eso, siempre se educa a los niños para no ser envidiosos ni celosos ya que no son sentimientos positivos.

Sin embargo, la envidia sana puede motivarnos e impulsarnos a mejorar y cambiar. Ese anhelo por lograr algo que no tenemos puede alimentar la determinación necesaria para alcanzar nuestros propios sueños.

La sutil diferencia entre los celos y la envidia

Los celos son una emoción natural que todos podemos sentir en algún momento pero que han sido condenados por todas las culturas a lo largo de la historia ya que, cuando son muy intensos, son percibidos con una carga negativa con tendencias destructivas, ya sea para otras personas o más probablemente solo para nosotros mismos.

Sin embargo,  aunque la energía negativa también puede residir en la envidia, puede ser la base para la construcción y la motivación de nuestros objetivos. Incluso una cantidad pequeña de celos puede mantener una relación o inspirarnos para estar más atentos a nuestras acciones.

Entonces, ¿por qué tenemos la capacidad de sentir estas emociones?

Según David Straker, autor de Changing Minds, los celos se refieren principalmente a nuestra reacción a la pérdida. Cuando estamos emocionalmente apegados a algo y sentimos que ese algo se aleja de nosotros o amenaza con abandonarnos, sentimos dolor y enfado.

Mientras que la envidia está más centrada en lo que no tenemos. Por ejemplo, ver a alguien con el coche que deseamos y envidiar a esa persona. La cantidad de envidia que se siente es proporcional a la cantidad de injusticia que sentimos acerca de la situación (si pensamos que nosotros nos lo merecemos más o no que esa persona) y esa energía negativa a menudo se dirige proporcionalmente a la persona en cuestión. Luego puede convertirse en sentimientos inferiores de autoestima y, por lo tanto, el resultado es justificar que las cosas permanezcan tal como están, en lugar de usarlo como motivación para lograr más.

Cuando lo analizamos, la envidia está enraizada en el miedo. Es el miedo a sentirse débil, impotente o menos que los demás. Todos los anunciantes lo saben y aprovechan la envidia que acecha en nuestro subconsciente para hacernos competir con otros y gastar dinero para ser igual que los famosos que salen en los anuncios, a los que en el fondo envidiamos.

Como dice Helmut Schoeck en su libro Envystates: "La envidia es un impulso que se encuentra en el núcleo de la vida del hombre como ser social, y que ocurre tan pronto como dos individuos se vuelven capaces de comparación mutua. Es el gran regulador en todas las relaciones personales: el miedo a despertarla frena y modifica innumerables acciones".

A menudo, cuando alguien resalta un logro nuestro, sentimos la necesidad de contrarrestar esto mencionando alguna desgracia para equilibrar nuestra supuesta “buena suerte”. La negatividad en torno a la envidia nace de las comparaciones que se hacen más fuertes dentro de una sociedad unida repleta de personas con antecedentes similares a nosotros.

Cómo el "defecto" de la envidia puede ser algo bueno

Es importante percibir la envidia como un indicador de dónde está nuestros enfoque y hacia dónde queremos ir. Es una oportunidad para dar un paso atrás y volver a evaluar nuestro modo de pensar y lo que queremos en la vida.

¿Qué te dice esta sensación de envidia? ¿Hay alguna dirección que quieras seguir? ¿Por qué estás teniendo estos sentimientos?

Cuando se siente envidia, no se trata de la otra persona o circunstancia, se trata fundamentalmente de nosotros. Es hora de cuestionarse a uno mismo, no de manera crítica, sino como un medio para concentrarse en lo que necesitamos cambiar dentro de nosotros para obtener lo que deseamos.

La envidia es una ilusión. No se trata de la realidad, sino de nuestra propia percepción. Una vez que entendemos esto, podemos utilizarla como combustible para la motivación y cambiar nuestra mentalidad hacia nosotros mismos y nuestra situación.

¿Cómo utilizar la envidia para nuestro propio beneficio?

Cuando surjan sentimientos de envidia en tu vida, pregúntate a ti mismo.

- ¿Qué puedo aprender del éxito de esta persona?

- ¿Qué me ha impedido pensar en algo mejor y no lograr lo que han logrado otros?

- ¿He establecido los estándares correctos para mi propio éxito?

- ¿Aprecio lo que ya he logrado o simplemente he descartado mis sueños?

- ¿No estoy recibiendo reconocimiento porque he tenido envidia de los demás en lugar de reconocer sus éxitos positivamente?

Abrazar nuestras emociones negativas es clave porque están ahí para mostrarnos los cambios que debemos hacer. La envidia y los celos abren puertas que debemos reconocer y cambiar.

Cuando nos damos cuenta de que la envidia habla más de nuestros propios problemas que de los éxitos ajenos, podemos entender que realmente somos nosotros quienes reconocemos la fortuna ajena en lugar de la nuestra. Jean Vanier afirmó que "la envidia proviene de la ignorancia de las personas o la falta de creencia en sus propios dones".

Por lo tanto, la mejor cura para la envidia es la prosperidad y lo mejor de la envidia es la oportunidad para la motivación y el cambio en tu vida. Si sientes con fuerza la emoción de la envidia, puede ser un indicador importante para hacerte saber que hay perspectivas sobre tu propia vida que necesitas volver a evaluar. Úsalo para la motivación y la positividad en lugar de la carga negativa e impotente en que nos pueden sumir estos sentimientos.

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