Cómo actuar ante mobbing en el trabajo
El mobbing o el acoso laboral es una de las prácticas más significativas dentro del mundo del trabajo y puede provocar depresión o ansiedad y que el trabajador en cuestión termine abandonando la empresa. La persona que lo padece recibe una serie de ataques continuados y prolongados en su rutina que terminan destrozándole la autoestima y haciendo que su productividad decaiga. En casos más graves, el acoso puede sobrepasar la frontera laboral y extenderse a la vida íntima de su víctima.
Índice
¿Qué es el mobbing?
Creemos que el acoso escolar es una práctica casi inevitable, ya que la formación de la personalidad de los niños aún está en desarrollo. Pero curiosamente los adultos tienen casi las mismas posibilidades de repetirlo o vivirlo por primera vez en el ambiente laboral. El perfil del acosador va mucho más allá de la adolescencia y se suele manifestar en personas con bajos niveles de autoestima –aunque aparentemente sean todo lo contrario–, en empleados que sólo ven sus logros comparándose con los demás y aquellos que, por un motivo u otro, ven el trabajo como un entorno de poder, casi como un juego de roles. Quizá se desahoguen de alguna carga que fuera de la empresa no puedan solventar. Sea como sea, cualquier persona puede ser víctima y verdugo. Y no hay justificación ni tolerancia alguna ante esta mala práctica.
Mientras que el perfil de víctima de acoso laboral suele ser el de una persona con una elevada moralidad y ética, un gran nivel de perfeccionismo, alguien que defiende sus derechos, inteligencia, atractivo socialmente...
Jamás deberíamos menospreciar este tipo de acoso bajo el pretexto de que el mundo de la empresa es muy competitivo. En nuestro empleo invertimos más de la mitad de nuestro tiempo, y la falta de seguridad y confort en él pueden derivar a problemas psicológicos graves y a la falta de superación y rendimiento del trabajador. Todo ello puede desencadenar incluso la baja médica y que todo el problema se traslade a la esfera de la vida personal y familiar del trabajador.
Este tipo de acoso tiene muchas caras. Puede producirse activamente, con denigraciones e insultos directos, o de forma mucho más sutil, provocando el aislamiento y la invisibilidad del trabajador. Otras prácticas de acoso son abrumar a la persona acosada con mucho trabajo, asignarle tareas imposibles o absurdas, menospreciar su trabajo, desmoralizarle, humillarle...
También existen diferencias dependiendo de quién es el culpable de los ataques. Si es un superior jerárquico hablaremos de acoso “vertical” ascendente, si es entre compañeros de la misma condición será acoso “horizontal”, y si es de un inferior jerárquico respecto al superior se tratará de acoso “vertical descendente”. También hay ocasiones en las cuales el acoso es sexual o es discriminatorio si la persona que lo padece tiene algún tipo de trastorno o discapacidad.
Características del mobbing
A veces, el mundo empresarial es tan hostil y existen tantos intereses internos que puede llegar a ser difícil identificar si estás sufriendo mobbing, así que lo mejor es que analices cómo te sientes y si encajas dentro de estas características:
Te trata diferente
Lo más identificativo para saber si se trata de la actitud agresiva de una persona como parte de su carácter o es lo que tú le despiertas. Puede ser que intente ignorarte o menospreciarte delante del resto de compañeros.
Aislamiento
Es el paso clásico de una persona que ejerce maltrato. Puede llegar a intentar separarte del resto y producir tu aislamiento, tanto físicamente como estableciendo prohibiciones para comunicarte con el resto. De esta forma te tendrá más débil y vulnerable a sus ataques. Si el trabajador en cuestión es el contacto con el que poder comunicarte con tus superiores probablemente trate de romper ese diálogo ofreciéndote una negativa a todo lo que le pides.
Para contagiar esa negatividad hacia ti, intentará hablar mal de ti a otros compañeros. Tratará de dejar por los suelos tu imagen –tanto laboral como personal– ante los demás con el objetivo de aislarte y conseguir, aún más, que te sientas solo en el ambiente laboral. Incluso puede darse el caso de que invente rumores o mentiras sobre ti.
Te impide el correcto funcionamiento de tu labor
Te somete a un exceso de presión o intenta atosigarte con una cantidad inhumana de trabajo para hacerte ver que no eres capaz. O todo lo contrario, no te permite tener ningún tipo de responsabilidad y no te ofrece trabajos a la altura de tu función dentro de la empresa. Ambas tácticas de manipulación intentan que seas tú mismo quien termines por rendirte, o por creer que no mereces ese puesto. Puede incluso llegar a limitar tu ascenso y tu evolución dentro de la empresa.
Insultos o agresiones verbales
Pueden sobrepasar la frontera y que te intenten humillar o faltar al respeto a través de insultos o gritos delante de todos. Puede recurrir a las ofensas verbales, amenazas, frases discriminatorias, intimidación, etc. Intentará subrayar que eres inferior a él o ella y por eso siempre luchará por dejarte en evidencia. Si el acoso ya no es sutil y es así de evidente, aunque suene contradictorio, es lo mejor que te puede pasar, porque de esta forma podrás denunciar hechos y actitudes de las que no sólo has sido testigo tú. Ante estas situaciones tan claras es muy difícil que te dejen por mentiroso.
El ridículo también es una de las características fundamentales de cualquier acosador. Suele actuar por envidia o por miedo a que puedas realizar su trabajo mejor que él o ella y suele ser una herramienta para que te marches de la empresa al sentirte poco preparada para continuar. Como no pueden (o no intentan) lidiar con sus problemas de autoestima, intentarán creártelos a ti.
Consecuencias del mobbing
Cada persona reacciona diferente ante las adversidades, y en estos casos aún más. Lo más extendido es que perdamos la motivación por ir al trabajo, empiece a decaer nuestro rendimiento laboral y estemos más pendientes de evitar el acoso que de trabajar. Si ha conseguido aislarte lo más probable es que haya creado un ambiente tenso con tus otros compañeros, convirtiendo en un infierno la convivencia con el trabajo en equipo. Si se ha convertido ya en tu día a día puede que hayas empezado a experimentar síntomas de ansiedad o depresión. En este caso te recomendamos que acudas a un psicólogo para empezar a tratar directamente el asunto.
Si sientes que tu caso corresponde a los signos de acoso, no mires para otro lado. En muchos casos las víctimas sólo son conscientes una vez han abandonado la empresa porque sólo al tomar distancia han logrado ver con claridad y objetividad el acoso inferido y empiezan a volver a creer en sus capacidades y habilidades. Pero no dejes que llegue tan lejos, ya no sólo por ti mismo, sino porque si dejas el trabajo probablemente busque una nueva víctima. Sé intolerante ante las faltas de respeto, porque te hará más fuerte y dejarás más paz en caso de renunciar al trabajo. Los pasos a seguir pueden ser:
Identifica el problema
Ten claro lo que te está pasando y documenta y registra todas las acciones de acoso para poder tener pruebas de lo que estás pasando como trabajador.
Comunica tu situación
La primera vía es el diálogo, ya que puede que no haya sido consciente de hasta qué punto te está haciendo daño. No le amenaces, pero tampoco te ablandes… Puede ser el momento perfecto para demostrar que tú vales más de lo que te está haciendo creer. Si no te escucha o no cambia la situación después de eso, adviértele de que vas a tomar medidas.
Denuncia ante un superior o al departamento de relaciones laborales
Informa al departamento de relaciones laborales y recursos humanos o a un superior por encima del acosador todo lo que está ocurriendo. No te dejes ningún detalle: sé profesional con tu testimonio y no entres en suposiciones o creencias propias sobre por qué te está acosando. Limítate a los hechos y exterioriza cómo te estás sintiendo y cómo está afectando a tu trabajo. Intenta ser preciso con la declaración, añade fechas y pruebas. Si la empresa funciona como debería, actuará de inmediato e intentará parar el acoso desde dentro, sancionando al agresor y protegiendo al agredido.
Denuncia judicial
Si ninguna de las opciones anteriores ha funcionado, ¡no desesperes! La ley y el derecho amparan este tipo de agresiones y tienes todas las de ganar. Reúne pruebas y consulta a un abogado experto, como Litas. No pienses que estás tomando medidas demasiado fuertes ya que estás en tu pleno derecho, pues han interferido en tu libertad y tu dignidad como persona. En este paso deberás agudizar tus pruebas y archivar todo aquello que puedas testificar y demostrar ante el juez.