Cómo actuar ante un jefe autoritario
Los jefes son la autoridad directa dentro de una empresa. Pero tenemos que aprender a distinguir la diferencia entre tener autoridad y ser autoritario. Nuestro jefe debe ser un líder y jamás tendría que abusar de su poder. De lo contrario, sería un dictador, y no la persona encargada de guiar y supervisar a sus empleados.
Índice
¿Mi jefe es autoritario?
Es evidente que ser jefe implica una gran responsabilidad, y conlleva la obligación de guardar ciertas distancias con el resto de trabajadores para dirigir de forma justa la empresa. Por eso mismo resulta contradictorio que ejerza su poder sin tener en cuenta el consenso por parte del equipo, atendiendo únicamente a su propia voluntad.
Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el trabajo, y obviamente nos encontraremos con adversidades de todo tipo. Pero para afrontar como es debido nuestra jornada tenemos que estar convencidos de que nos sentimos realizados y seguros. Desgraciadamente, muchas veces no depende completamente de nosotros y tenemos que lidiar con cumplir con el trabajo día a día. Lo peor de todo es que puede traspasar la frontera y que esa negatividad cale fuera de la oficina. Por todo ello, ningún trabajador debería sentirse inferior u oprimido por parte de su jefe ni dentro ni fuera del trabajo.
Por mucho que el jefe sea nuestro superior –dentro de la jerarquía de la empresa–, no tenemos por qué soportar que se comporte como un déspota con nosotros. Esta tiranía puede generalizarse a todo el mundo o sólo con determinadas personas. Si crees se comporta especialmente así contigo, puede que no sea sólo su carácter y se trate de una actitud forzada. Los motivos por los que tu jefe establece esta diferenciación contigo pueden ser muy diversos. Muchas veces lo que hace que nos llevemos mal con una persona es la proyección que hacemos en él o ella. Puede que algún comportamiento que tenga no concuerde con nuestra forma de ser, o simplemente tengamos una idea completamente equivocada de cómo es en realidad.
Consejos si tu jefe es autoritario
Sea como sea, no debemos torturarnos con la idea de que esa situación es irrevocable. Y si tu jefe no permite que tomes decisiones propias, te evade en las conversaciones grupales, no te trata como una persona necesaria dentro de la empresa, hace comentarios hirientes, o excluye todas tus apreciaciones o consejos sobre la forma de trabajar… No lo pienses más y actúa:
- Reacciona a tiempo
Debemos entender que nuestro puesto de trabajo es también una parte importante de nuestra vida, y no tenemos que soportar malos tratos dentro del mismo. Puede que conservar nuestro empleo sea una de nuestras máximas preocupaciones, pero buscar nuestro bienestar es mucho más importante. Aprende a decir que no a todo aquello que no te hace feliz y empieza a cambiar la situación.
- Establece límites
Es importante que establezcas ciertos límites por los que no estás dispuesto a pasar. Si no puedes cambiar de trabajo, deberás adaptarte a la situación, pero marcando ciertos límites que no estás dispuesto a permitir y ciertos comportamientos que no debes deja pasar.
- Toma distancia emocional
Trabajar en un clima de hostilidad es muy duro y puede causar estrés, ansiedad, problemas para dormir... El manejo de la emoción es el punto clave en la solución del conflicto. Si tomas distancia emocional y consigues ver la situación desde fuera, pùedes llevarlo mejor y buscar soluciones eficaces.
- Empatiza
Antes que nada, debes ponerte en el lugar de tu jefe. Puede que esté pasando una mala etapa o que lleve mucha responsabilidad a su cargo. Sin que eso sirva de excusa, es fundamental entender por qué puede actuar así para establecer un acuerdo entre vosotros. Asimilar que también es humano y que puede equivocarse es un gran ejercicio para estar más tranquilos con nosotros mismos. Aprender a relativizar no solo nos hace más libres, sino que puede que lleguemos a un consenso real entre todos.
- No busques culpables
Tanto si sólo lo piensas tú o si es una idea que compartes con el resto de compañeros, es muy importante que no busquemos culpables. Debemos tener en cuenta que nunca vamos a encontrar una situación completamente ideal en nuestro puesto de trabajo. Nada es perfecto, y lo más importante es la actitud con la que enfrentemos el problema. No puedes acusar a nadie de ser autoritario si sientes que tienes la verdad absoluta de la situación, porque resultaría completamente contradictorio. Es muy importante que no crees mal clima ni pongas en contra a nadie pues lo que buscamos es que el equipo funcione.
- Piensa que nada es para siempre
Cuando ya no aguantes más, piensa que no estás obligada a seguir en un trabajo que no te gusta y que siempre puedes buscar algo mejor e irte. Una manera de llevasr mejor este tema es relativizar su importancia y verlo como algo temporal, así, te sentirás menos agobiada.
- Protégete
Debemos estar preparados para reaccionar ante cualquier comentario hiriente o desprecio hacia nosotros. Para ello, tenemos que tener claro cuáles son nuestros derechos como trabajadores. Revisa tu contrato y recuerda por qué empezaste a trabajar en la empresa y hacia dónde querías llegar. Puede que tu jefe esté bloqueando tu evolución en la empresa y debes tener muy claro qué quieres decir y por qué. Antes de transmitirle tu queja, tienes que aprender a controlar tus emociones y estar preparado para recibir cualquier comentario ofensivo. Lo más importante, tanto en el trabajo como en las relaciones sociales, es ser coherentes con lo que queremos decir sin salirnos de la raya.
- Habla con él cara a cara
Ha llegado el momento de hablar con nuestro jefe, y para ello es vital que la conversación se establezca cara a cara. Aunque cueste, tenemos que armarnos de valor y hablar con ellos de la forma más humana posible. Con los textos o correos perdemos un poco la capacidad de empatizar y nuestro mensaje puede malinterpretarse. Debemos recordar que ellos deben ser exigentes, pero no tiranos: intenta transmitirle que hay una división clara entre ser su superior y ser un opresor.
Durante el diálogo queda prohibido subir el tono, no escuchar lo que nos dicen, utilizar comentarios fuera de lugar o repetir mil veces el mismo argumento. Muchas veces, por mucho que tratemos de resolver un conflicto, no encontraremos la forma de que nos entiendan. Si esto ocurre, lo mejor es intentar aceptar la situación y cortar la conversación de la forma más educada y elegante posible. Habla siempre en un tono positivo y educado como contraparte a su forma de relacionarse contigo.
Si ya has probado todas estas opciones y la situación no ha mejorado, lo mejor es que eleves la queja a los superiores del departamento. Lo más probable es que ellos tomen medidas por el propio bien de la empresa. Es importante que comuniques tu situación al departamento de RRHH porque su función es precisamente atender al nivel de satisfacción de los empleados, revisar los posibles descontentos y activar las medidas correctas para paliarlo. Si ellos no te escuchan, lo mejor es que cambies de trabajo y le des una vuelta a tu situación. No lo tomes como un fracaso: lo más seguro es que te esperen mejores oportunidades.