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Mi jefe me grita, ¿qué tengo que hacer?

Mi jefe me grita, ¿qué tengo que hacer?

Si permites que tu jefe te grite corres el riesgo de que cada día sufras mucho estrés y pierdas tu autoestima mientras desempeñas tu trabajo durante tu jornada laboral. Como resultado, es muy factible que la probabilidad de padecer enfermedades aumente debido a la presión y al agobio constante al que estás sometida. A continuación, te vamos a dar una serie de trucos para lidiar con un jefe gruñón.

Índice

¿Por qué me grita mi jefe?

Dentro de la comunicación humana siempre ha estado presente el mero hecho de gritar. Normalmente, se emplea para hacerse oír cuando alguna conversación tranquila no sale como se espera, para imponerse ante los demás, inducir a confrontaciones o satisfacer egos necesitados.

En el caso de los jefes que gritan a sus empleados, puede derivar en un problema grave puesto que degrada al trabajador, obstaculiza su productividad y puede convertirse en un abuso, sobre todo si se hace en público y se convierte en una acción constante.

Una de sus causas es que ellos se encuentran bajo mucha presión y adoptan esta actitud para liberarla. Sin embargo, en muchas de las ocasiones es sinónimo de estrategia para conseguir intimidar a los demás. Se ve reflejado en que cada vez que se enfada, se muestra fuera de sí y se percibe que necesita ayuda para combatir su estrés.

Sea cual sea la causa, los gritos no se deben consentir en el trabajo, ni fuera de él, ya que no es una forma aceptable de portarse con los demás ni de establecer una comunicación eficaz.

Consejos si tu jefe te grita

Para saber actuar en estas situaciones Steve P. Cohen, presidente de la empresa de consultoría Skills Company, estableció las siguientes pautas:

1. En el momento del enfado, no digas absolutamente nada. Quédate sentada en el sitio con un rostro impasible o una expresión perpleja en pleno silencio. Sólo con este gesto puedes transmitir que lo que te acaba de decir y su actitud es ofensiva. Empieza a contestar justo cuando deje de gritar.

2. Cuando termine empieza a explicarle con calma el motivo de por qué sus gritos son molestos para ti. Por ejemplo, puedes decirle “Cuando alguien me grita de esa forma, me imposibilita concentrarme”. Con sólo indicarle eso puedes lograr que baje la voz o que te sientas menos vulnerable hacia él. Asimismo, hazle ver que es una falta de respeto hacia ti hablarte de esa forma y que eso no se debe consentir en ningún momento (y, por supuesto, tú no vas a consentirlo).

3. Habla muy bajito y despacio. Tienes que hacer que te escuche, e incluso que te diga que hables un poco más alto. Este método es muy eficaz porque distrae al jefe de lo que causa su estrés y desplaza su atención al contenido de la discusión y, además, al existir un enorme contraste entre su voz y la tuya, esto podría hacer que te hable sin gritar. Aunque no lo parezca, funciona.

4. Repite lo que está gritando con tus propias palabras para que vea que has entendido el punto que estaba tratando de resaltar. Le podrías decir: “Te he entendido bien, estás diciendo que tenemos que…”. Seguramente al demostrar que le escuchaste bajará su volumen. Además, es una forma de hacerle ver que no hace falta gritar para hacerse entender.

5. Si sabes que ha pasado algo que le pueda molestar, no vayas a la reunión con él sin prepararte una lista de ideas que sean originales y que le sorprendan ante el problema que haya surgido. Recuerda que cuando se las presentes debes mantener la voz baja para que siga captando la indirecta.

6. Mantén una cierta distancia con él. El respeto es fundamental en una relación de trabajo, así que recuérdale que es tu jefe y no tu amigo y que debe tratarte como tal, sin gritos. No abras una puerta a la confianza excesiva. Si, por ejemplo, se comunica contigo por WhatsApp, que lo use solo para cosas de trabajo, no para mandarte chistes o vídeos de bromas. El poder es un placer que engancha a las personas con una mete pequeña, por lo que no debes caer en su trampa ni le muestres miedo, ya que eso es justo lo que busca.

7. No consientas que te grite por norma, y menos aún que te insulte. Páralo en seco y no dejes que te grite cada vez que te habla, esté enfadado o no. Habla con él seriamente para explicarle cómo te sientes cada vez que te trata así. Si no cambia de forma de actuar, pon una queja a vuestros superiores.

8. Recuerda que el respeto es fundamental en el trabajo para que las relaciones funcionen y el trabajo sea eficaz. Si no te respetan, tienes derecho a quejarte.

Fuente:

Steve P. Cohen

Redacción: Esperanza Pavón

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