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¿Por qué mecerse para dormir es tan bueno?

¿Por qué mecerse para dormir es tan bueno?

Cuando somos bebés, nos encanta dormirnos mecidos por los brazos de nuestros padres, de una hamaquita infantil o del movimiento del carro de paseo, pero una vez crecemos, dejamos de mecernos para dormir, lo cual varios estudios afirman que es una pena porque los movimientos hacia delante y hacia atrás de una hamaca pueden modificar los órganos sensoriales que controlan nuestro equilibrio y orientación espacial, mejorando el sueño y la memoria.

 

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¿Por qué mecerse nos duerme?

Mecer a los bebés para dormir o calmar su llanto es un truco que todos los padres han usado desde los albores de la Prehistoria. Y es que ese suave movimiento, al igual que los movimientos rítmicos al viajar en tren o coche, nos producen un sueño instantáneo que nos obliga a cerrar los ojos. ¿Por qué?

Dos nuevos estudios publicados en Current Biology sugieren que nuestros cerebros están programados evolutivamente para responder al balanceo. La investigación muestra que, tanto en humanos como en ratones, mecerse para dormir puede tener importantes beneficios para la salud, como una mejor calidad de sueño e incluso una mejor formación de la memoria a largo plazo.

En el primer estudio, los autores utilizaron grabaciones de electroencefalografía (EEG) para analizar las respuestas cerebrales de 18 adultos jóvenes sanos que pasaron tres noches en un laboratorio del sueño. La primera noche estaba destinada a ambientarlos en su nuevo entorno para dormir; la segunda la pasaron en una cama que se mecía lentamente; la tercera, una semana después, en una cama fija.

Incluso en personas que ya dormían bien, el balanceo acortó el tiempo que tardaron en conciliar el sueño y también en alcanzar el sueño no REM, lo que se correlaciona con una mejor calidad del sueño. Los que se balancearon también tuvieron menos despertares y mantuvieron el sueño profundo por un período de tiempo más largo.

Lo más curioso del estudio es que el balanceo también pueda tener alguna influencia en la memoria, para lo cual a los sujetos del estudio se les asignó la tarea de memorizar 46 pares de palabras al azar. A todos se les presentó la primera palabra y se les pidió que recordaran la segunda después del sueño de una noche. Una noche de balanceo mejoró su recuerdo tres veces.

Finalmente, también se descubrió que la oscilación sincroniza las ondas cerebrales durante el sueño no REM en las redes talamocorticales del cerebro, un sistema que se sabe está involucrado en la consolidación del sueño y la memoria, el proceso nocturno durante el cual el cerebro procesa y almacena los recuerdos a largo plazo. "Lo que fue sorprendente es que mostramos claramente que las oscilaciones cerebrales específicas del sueño no REM están sincronizadas y arrastradas por el ritmo del movimiento de la cama", dice el neurocientífico Laurence Bayer de la Universidad de Ginebra en Suiza, quien dirigió el nuevo estudio. Bayer compara los hallazgos con nuestra apreciación intuitiva de que una hamaca que se mueve lentamente puede relajarnos y hacer maravillas para nuestro estado de ánimo. "Esta es una vía muy prometedora para futuras investigaciones clínicas", señala.

Todos los padres conocen los beneficios del sueño en bebés, y este primer estudio demuestra que también es bueno para los adultos, pero ¿y en otras especies?

¿También es bueno para los animales?

El segundo estudio encontró que, al menos en ratones, también lo es. Al igual que en el estudio en humanos, el balanceo acortó el tiempo que tardaron los ratones en quedarse dormidos y aumentó la cantidad de tiempo de sueño, según lo medido por las grabaciones de EEG. Sin embargo, a diferencia de los humanos, el balanceo no parece inducir un sueño más profundo en los roedores. Los autores sospechaban que el balanceo podría ejercer su influencia sobre el sueño al estimular el sistema vestibular, los órganos sensoriales en los oídos internos de los mamíferos que controlan nuestro sentido del equilibrio y la orientación espacial. Usando una cepa de ratones con función vestibular dañada, demostraron que esto es realmente lo que ocurre. Específicamente, la mitad de los ratones utilizados en el estudio carecían de "otolitos", pequeñas partículas basadas en carbonato de calcio que se mueven alrededor de dos compartimentos del oído interno y permiten que los mamíferos perciban la aceleración vertical y horizontal. Los ratones sin estos órganos otolíticos no mostraron los beneficios de mecerse durante el sueño. "Desde tiempos inmemoriales hemos mecido a nuestros bebés, y con frecuencia a nosotros mismos, para dormir", dice el autor principal del nuevo artículo, Konstantinos Kompotis, en la Universidad de Lausana, también en Suiza. "Nuestro estudio proporciona nuevos conocimientos sobre los mecanismos neurofisiológicos que subyacen a este fenómeno".

"Estos hallazgos son de importancia crítica. Antes de estos artículos, tanto los mecanismos como la importancia funcional de la asociación entre el balanceo vestibular y el sueño eran completamente desconocidos". Por eso, los nuevos hallazgos abren la puerta para probar intervenciones conductuales no invasivas en personas con problemas de sueño y memoria.

Kompotis dice que los dos estudios podrían conducir a tratamientos mejorados para las personas que tienen problemas para quedarse dormidos, así como para las personas con defectos del oído interno. “Cunas mecedoras para bebés; camas oscilantes para adultos más jóvenes; mecedoras para las personas mayores: hay pruebas en curso que podrían mejorar nuestro sueño y bienestar", agrega Kompotis. Pero para aquellos que anhelan agregar el balanceo a sus rutinas de acondicionamiento físico, él insta a la paciencia. "Deberíamos entender el fenómeno en su totalidad antes de que comencemos a colgar hamacas en nuestras casas y de poner a nuestras mascotas a dormir en ellas".

Fuente:

Current Biology

Redacción: Irene García

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