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¿Por qué las mujeres no tenemos fuerza?

¿Por qué las mujeres no tenemos fuerza?

Sabemos de antemano que las mujeres y los hombres no somos iguales. Nuestros órganos reproductivos son diferentes y, además, existen ciertos aspectos distintos que pueden influir en nuestro entrenamiento diario según el sexo.

Índice

Diferencias entre hombres y mujeres

Dada la diferencia entre ambos, existen algunas particularidades que pueden influir en los resultados del ejercicio diario y en su desempeño individual durante el entrenamiento. Pero esto no significa que las mujeres no tengamos fuerza, porque sí la tenemos, aunque no en la misma medida que un hombre.

De hecho, tanto hombres como mujeres necesitamos aplicar los mismos principios generales: aumentar nuestro peso, seguir una dieta adecuada, hacer siempre un suficiente descanso y realizar ejercicios de cardio para poder complementar el programa de fuerza pertinente.

En referencia a las características fisiológicas, estas son las mismas en ambos sexos a nivel muscular, es decir, el impulso nervioso que las activa es el mismo independientemente del sexo. La verdadera diferencia radica en la capacidad de hipertrofia del músculo (desarrollo excesivo o aumento desmesurado) ya que la femenina siempre será menor que la masculina debido a una menor concentración de testosterona.

En lo que respecta a la morfología, la mujer tiene una talla entre siete y diez centímetros inferior al hombre, pesa menos (alrededor de diez kilos), y tiene entre cuatro y seis kilos más de grasa. En cuanto a los hombres, ellos tienen más masa muscular, extremidades más largas y un torso más amplio debido a la mayor distancia entre sus hombros. Por razones como estas, las mujeres tenemos cierta desventaja que nos impide levantar más peso y desarrollar menos la fuerza.

Otro factor importante que influye aquí son las hormonas. La testosterona que poseemos las mujeres es alrededor de una décima parte de la que poseen los hombres, y debido a la gran influencia de esta hormona en lo que respecta al desarrollo de la fuerza y los músculos, las mujeres tenemos menos probabilidades de desarrollarla de la misma forma, aunque se ejerciten igual. Además, no debemos olvidar que las mujeres tenemos más estrógeno, la hormona femenina que interfiere en el crecimiento muscular y que además incrementa la grasa que, como decíamos anteriormente, es mayor que en el hombre.

Atendiendo a las reglas de la genética, las mujeres tenemos menor masa muscular en el tronco que los hombres y somos capaces de producir unos dos tercios de la fuerza de uno de ellos. Además, el tamaño muscular suele ser siempre superior en los hombres y se visualizan más musculosos por el simple hecho de poseer más masa muscular.

Nuestra fuerza es menor, pero no la elasticidad

Por todas estas razones, las mujeres tenemos ciertos condicionamientos que impiden que nuestra fuerza sea igual que la de ellos. Sin embargo, la elasticidad es hasta un 10% mayor en nosotras, al igual que la movilidad articular.

Es cierto además, que el levantamiento de pesas y otros deportes de musculación y programas de ejercicios son más difíciles por los motivos mencionados arriba. Sin embargo, muchos movimientos relacionados con, por ejemplo, la flexibilidad son más difíciles para ellos, dada nuestra fuerza muscular superior en algunas áreas. De hecho, en las tareas relacionadas con la flexibilidad, la coordinación y el equilibrio, nosotras somos más proclives a usar la fuerza que tenemos.

A pesar de que los hombres suelen tener mejor rendimiento en deportes como carreras de velocidad, distancia recorrida y natación debido a la diferencia proporcional de altura y área del músculo, las mujeres podemos ser consideradas el sexo supremo en otros que dependen de uso rítmico de la coordinación muscular.

Aunque existan multitud de factores de desventaja para nosotras, eso no significa que no podamos ganar fuerza y tamaño muscular suficientes, ya que con un entrenamiento adaptado y una nutrición adecuada conseguiremos un gran rendimiento.

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