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Mucha gente cree que su trabajo no sirve de nada… ¿es tu caso?

Mucha gente cree que su trabajo no sirve de nada… ¿es tu caso?

Un estudio muestra que mucha gente piensa que su trabajo es inútil, lo que plantea la necesidad de repensar el mundo laboral y, en definitiva, toda nuestra estructura social.

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El futuro de las máquinas

En los últimos años se ha escrito mucho sobre los peligros de la automatización. Con el desempleo en masa previsto, la disminución de los salarios y el aumento de la desigualdad, es evidente que todos debemos preocuparnos sobre el futuro laboral.

En un estudio de la Universidad de Oxford, los investigadores han estimado que no menos del 47% de todos los empleos en América y el 54% de los de Europa están en un alto riesgo de ser usurpados por las máquinas. Y no en un centenar de años, sino en los próximos 20. "La única diferencia real entre los entusiastas y los escépticos es un marco de tiempo", señala un profesor de la Universidad de Nueva York.

Este es un problema del que se lleva hablando desde los comienzos de la industrialización hace 200 años. Si nos fijamos en el año 1800, alrededor del 74% de todos los estadounidenses eran agricultores, mientras que en 1900 esta cifra era del 31%, y en 2000 baja a un mero 3%. Sin embargo, esto no ha llevado al desempleo masivo. En 1930, el famoso economista John Maynard Keynes predijo que todos estaríamos trabajando sólo 15 horas en el año 2030. Sin embargo, desde los años 80, la carga de trabajo y el horario laboral no paran de aumentar, trayendo consigo problemas como el estrés.

Mientras tanto, el quid de la cuestión ni siquiera está siendo discutido. La verdadera pregunta que debemos hacernos es: ¿qué es lo que realmente constituye un "trabajo" actualmente?

¿Qué es "trabajo”?

En una encuesta realizada en 2013 por 12.000 profesionales de la Harvard Business Review, la mitad dijo que sentía que su trabajo no tenía "significado y significación" y que no podía relacionarse con la misión de su empresa. Además, mostraba sólo al 13% de los trabajadores les gusta su trabajo. Una encuesta reciente entre británicos reveló que hasta el 37% piensa que tiene un trabajo que es completamente inútil. Datos abrumadores.

Ellos tienen lo que el antropólogo David Graeber se refiere como, "puestos de trabajo de mierda". En el papel, estos trabajos suenan fantásticos. Y, sin embargo, hay decenas de profesionales exitosos con impresionantes salarios que se van todas las noches a su casa quejándose de que su trabajo no sirve para nada.

Consultores, banqueros, asesores fiscales, gerentes, etc. son algunos de los puestos de trabajo que resultan inútiles para sus profesionales.  Estos puestos de trabajo quizá sean inútiles en unos años y desparezcan, así como otros que puedan llevar a cabo robots. Por lo tanto, quizá ha llegado el momento de repensar nuestra definición de “trabajo”.

La paradoja del progreso

Comienza con una vieja pregunta: ¿cuál es el significado de la vida? La mayoría de la gente diría que el significado de la vida es hacer el mundo un poco más hermoso, o más agradable, o más interesante. Pero ¿cómo? En estos días, nuestra principal respuesta a eso es: a través del trabajo.

Nuestra definición de trabajo, sin embargo, es increíblemente pequeña: aquello que genera dinero para aumentar el PIB de un país. No es de extrañar, pues, que hayamos organizado la educación en base a crear nuevos trabajadores para esas parcelas de trabajo que generan PIB. Quizá por eso cada vez son más las personas que piensan que su trabajo es inútil ya que no tiene un objetivo como salvar vidas o enseñar a las nuevas generaciones.

Esto está haciendo que mucha gente empiece a replantearse el modelo de sociedad en la que vivimos. La ironía es que el progreso tecnológico sólo está exacerbando esta crisis. Históricamente, la sociedad ha sido capaz de permitirse más “empleos de mierda” precisamente porque nuestros robots seguían mejorando. A medida que nuestras granjas y fábricas se hacían más eficientes, representaban una parte cada vez menor de nuestra economía. Y cuanto más productivos eran la agricultura y la fabricación, menos gente empleaban. Es la paradoja del progreso: cuanto más ricos somos, más podemos perder nuestro tiempo.

Por eso, ha llegado el momento de plantearse qué hacer. Una posibilidad es avanzar en el proceso de la robotización para que todo el mundo pueda llevar a cabo un trabajo significativo y los “puestos de mierda” queden para los robots. Que el valor de un trabajo no esté en el salario, sino en la felicidad que aporta a la persona. Que la educación no sirva para preparar a los chicos para otro trabajo inútil sino para vivir una vida plena. Y que los trabajos sean para los robots y la vida para la gente. ¿Utopía? Puede ser. O quizá no.

Fuente:

Universidad de Oxford

Harvard Business Review

Redacción: Irene García

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