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Estrategias para el control de la ira

Estrategias para el control de la ira

Según la RAE la ira es un sentimiento de indignación que causa enfado. Aunque no te lo creas, suele ser una de las principales razones de visita a terapia psicológica porque para muchas personas le resulta complicado controlar su enfado y su tendencia agresiva ante determinadas situaciones.

Índice

¿Qué es la ira?

Es normal que te enfades alguna vez que otra, el problema radica cuando lo haces a menudo y de forma desmesurada. A cada persona le afecta de forma diferente, pero la mayoría de las veces siempre presentan los mismos síntomas: sudor, respiración acelerada, enrojecimiento de la cara y músculos tensos. Además, aumenta la producción de ciertas hormonas, como adrenalina o cortisol.

La gente que no es capaz de controlar su ira pierde los papeles con frecuencia y se enfada de manera alarmante por cualquier nadería. Esto es bastante perjudicial para la vida de una persona ya que puedes provocar inestabilidad contigo misma y los demás, sobre todo cuando sacas tu carácter en situaciones que no merecen la pena. A la larga, esto puede causarte problemas en el trabajo y entorpecer todas tus relaciones personales, tanto las familiares como las de amistad, a causa de tus comportamientos. 

Además, diversos estudios afirman que la ira descontrolada a menudo aumenta las posibilidades de padecer enfermedades del corazón, problemas de estrés, digestivos, insomnio, dolores de cabeza, gastritis, etc.

Sin embargo, si consigues controlar tu ira, es muy probable que ésta se convierta en algo positivo en tu vida porque te ayudará a defenderte y salir ganando en los momentos que lo necesites, pero solo en aquellos que realmente lo necesites y, además, sin que la ira te desborde y te supere.

Síntomas de la ira

La ira es una emoción exacerbada que se caracteriza por una serie de síntomas:

- Aumento de la temperatura corporal que se experimenta sobre todo en la parte superior del cuerpo y en el rostro

- Taquicardias

- Ojos dilatados

- Alteración en la voz

- Aumento de la presión arterial

- Los músculos se tensan y pueden aparecer temblores

- Respiración agitada e incluso hiperventilación, causando sensación de ahogo y mareo

- Si los problemas de ira son graves pueden aparecer otros síntomas como diarrea, náuseas, estreñimiento, vómitos y gases

Causas de la ira

Siempre se atribuye el sentimiento de ira a una especie de escudo que se emplea en situaciones de inseguridad, miedo, envidia o cuando no somos capaces de afrontar una situación concreta y nos sentimos frustrados. Incluso, podemos mostrar agresividad y violencia ante una situación que consideremos como una amenaza.

No obstante, cuando una persona no es capaz de controlar su ira termina estallando por cualquier motivo y sin razón, por lo que la causa no está en un hecho externo, sino en los problemas de control y rabia acumulada de esa persona.

Los problemas con el alcohol u otras adicciones, una infancia problemática, sufrir trastornos mentales como la depresión e incluso ciertas condiciones genéticas pueden estar tras la causa de los ataques de ira. 

Etapas de la ira

Debes saber que la ira puede subir o bajar la intensidad. En el primer caso, lo normal es empezar con un leve malestar e ir aumentando poco a poco la intensidad, hasta llegar al punto de explotar y mostrar tu furia. Normalmente, sigue el siguiente proceso: hecho negativo, pensar en caliente, ira desmedida y, por último, la violencia.

Tienes que tener en cuenta que el origen de la ira no es el incidente que ha sucedido, sino cómo has interpretado lo ocurrido. Es decir, sólo el hecho logra enojarte cuando ha pasado por tu filtro del pensamiento.

Estrategias para evitar la ira

  • Para controlar tu nivel de irritación debes darte cuenta y localizar las evidencias que señalan que comienzas a enfurecerte. Puedes apuntarte en un cuaderno cómo te sientes justo antes de estallar y qué cosas suelen hacerte perder los papeles para poder vislumbrar el problema antes de que empiece y así empezar a controlarlo.
  • Aléjate del lugar donde se va a generar el conflicto para eludir tu furia. Quien evita la ocasión, evita el peligro.
  • Sal a correr, ve al gimnasio o practica otros deportes para liberar tensiones. Muchas veces la ira no es más que estrés acumulado que liberamos de forma desmedida a la mínima.
  • Aléjate también psicológicamente del problema y deja de darle vueltas y seguir refunfuñando porque así no vas a conseguir solucionar nada. Lo que debes hacer es buscar soluciones de manera calmada o, incluso, cambiar aquellos aspectos de tu vida que te amarguen y te causen infelicidad.
  • Descansa bien (duerme una media de ocho horas). El descanso es fundamental para sentirnos relajados y felices.
  • Practica meditación o yoga, así podrás liberar tensiones y te ayudarán también a controlar tus emociones cuando notes que la ira empieza a apoderarse de tu mente.
  • Evita a las personas tóxicas.
  • Potencia tu empatía y amabilidad.
  • Ve a terapia con un psicólogo si los síntomas no disminuyen. La ira descontrolada, como decíamos, es malo para tu vida y para tu salud, debes aprender a controlarla lo antes posible con ayuda de la psicología. 

Lo que no se debe hacer en estado de ira

  • Practicar deportes de riesgo
  • Dar portazos o golpear a la pared u otros objetos porque lo único que harás será enfadarte más y, probablemente, romperte una mano o un pie
  • Beber alcohol
  • Conducir (menos aún si también has bebido alcohol)
  • Seguir pensando todo el rato en el problema

Consulta gratuita con un médico especialista

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