
El modelo de los 5 grandes rasgos de personalidad
Sabemos que el estudio de la psicología es muy amplio y variado. Sin embargo, si nos centramos en la psicología de la personalidad descubrimos un patrón, conocido como el Modelo de los cinco grandes, que estudia y examina la estructura de la personalidad a través de cinco rasgos.
Índice
Teoría de la personalidad
Varios grupos de investigadores independientes fueron los que descubrieron y definieron estos cinco grandes rasgos o factores mediante una investigación empírica basada en datos. Ernest Tupes y Raymond Christal aportaron el modelo inicial basado en el trabajo realizado en el Laboratorio de Personal de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos en el año 1950. Por su parte, John M. Digman propuso su modelo de los cinco en 1990, pero fue realmente Lewis Goldberg quien lo llevó a los niveles más altos de las organizaciones en 1993, año en que se establece como teoría. Surgió de diferentes estudios en los cuales se repetía la intensidad de estos cinco grandes rasgos que definían cómo era alguien y se conoce como la teoría de la personalidad de Lewis Goldberg.
Los cinco grandes rasgos de este modelo estructural se identifican con letras mayúsculas y son conocidos como factores principales. Cinco grandes dominios que definen la personalidad humana y explican las diferencias individuales. Es decir, un conjunto de rasgos subyacentes que conforman la personalidad global del individuo.
Este modelo se basa en que la personalidad se puede dividir en 5 rasgos independientes entre sí. Estos rasgos son: extraversión, neuroticismo, empatía, apertura y escrupulosidad. Conocerlos los valores que tienen un individuo en cada uno de ellos permite conocer su personalidad.
Los 5 factores
- Factor “E” o extraversión: este factor define el grado en que el sujeto se muestra abierto con los demás y canaliza su energía en los diferentes contextos sociales que se producen. Es decir, examina cuánto le agrada al sujeto estar rodeado de personas o cómo le gusta expresarse con ellas. Incluye características tales como la excitabilidad, la sociabilidad, la asertividad y la expresividad emocional.
- Factor “A” o amabilidad: es el grado en que el sujeto se muestra tolerante, respetuoso y tranquilo con los demás sujetos que circulan a su alrededor. Muestra empatía hacia las emociones y sentimientos ajenos. Es un sujeto que confía en la honestidad de los demás. Un nivel bajo de amabilidad provoca ser más distante con el resto de sujetos. Incluye atributos como la confianza, el altruismo, la bondad, el afecto, la empatía o el comportamiento amistoso.
- Factor “C” o responsabilidad: se centra en los objetivos y su consecución. Es decir, hace referencia a la importancia que tienen para el sujeto sus propios objetivos y a la disciplina que mantiene para conseguirlos. Es un sujeto con alta capacidad de concentración, que finaliza todas sus tareas y reflexiona antes de tomar cualquier decisión. Un alto nivel de responsabilidad se relaciona con una mayor fiabilidad y resolución de la persona. Se refiere a rasgos relacionados con la autodisciplina, la organización y el control de los impulsos.
- Factor “N” o estabilidad emocional (neuroticismo): este factor se relaciona con la capacidad que tiene el individuo para asimilar y afrontar las situaciones más complicadas de la vida. Normalmente, los sujetos más tranquilos, que no suelen enfadarse, parecen más animados y gestionan mejor sus crisis personales. Está relacionado con el nivel de estabilidad de la persona y el nivel de las emociones negativas. Incluye ansiedad, depresión, ira, tristeza, irritabilidad emocional y mal humor.
- Factor “O” u apertura a la experiencia: este último factor mide el grado en que el sujeto tiende a buscar más experiencias personales y concibe su futuro de una manera creativa. Estos sujetos suelen romper con la rutina y poseen conocimientos más amplios porque son más curiosos. Hace referencia a las personas a las que les gusta aprender cosas nuevas y disfrutar de experiencias. Incluye la imaginación, la creatividad y la curiosidad intelectual.
Cada uno de estos rasgos está constituido por un conjunto de rasgos de personalidad más específicos, y se ha demostrado cómo el estudio de estas dimensiones puede utilizarse para predecir algunos comportamientos, como que el factor “E”(extraversión), predice el éxito en las ventas y en los puestos directivos, es decir, se relaciona con el liderazgo; el factor “C” (responsabilidad) se relaciona con el rendimiento laboral y el éxito en el trabajo; y el factor “N” (neuroticismo) junto con un bajo nivel de responsabilidad predice trastornos como la depresión.
Todas estas dimensiones de la personalidad se desarrollan en base a influencias y son universales, pues pueden utilizarse para describir la personalidad de los individuos de diferentes culturas.
Fallos de la Teoría de los 5 Grandes Rasgos
Hay que tener en cuenta que esta teoría también tiene sus fallos. El primero de ellos es que, para medir los diferentes rasgos de la personalidad, se suele recurrir al autoinforme, es decir, es el propio sujeto el que evalúa su personalidad, lo cual no siempre es objetivo. Por lo tanto, es muy posible la existencia de sesgos al ser el sujeto el que se juzga a sí mismo. En genertal, nosotros nos valoramos de forma más positiva que los demás.
Y el mayor fallo que puede tener este modelo es que está basado en el estudio de la personalidad como rasgo. Se trata de un enfoque muy internalista, y se olvida de la posible interacción del individuo con el ambiente. Esto crea un modelo rígido, según el cual la personalidad se mantiene estable en todas las situaciones, cuando otros estudios han comprobado que no es así.
