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¿Cuál es la diferencia entre emoción y sentimiento?

¿Cuál es la diferencia entre emoción y sentimiento?

A menudo confundimos algunos términos de la lengua española ya que tendemos a pensar que significan lo mismo dada la relación que nosotros mismos hacemos con ambas palabras en diferentes contextos o situaciones.

Índice

Características de la emoción

Esto significa que, en algunas ocasiones, lo que sucede es que al hablar de algún tema determinado colocamos palabras “sinónimas” que erróneamente confundimos pensando que significan lo mismo, pero en realidad no. Es cierto que en algunos contextos pueden tener el mismo significado o parecido, pero esto no siempre es así, por lo que es fundamental explicar bien las diferencias entre las palabras.

A pesar de que sean términos que se confunden con facilidad y que incluso dentro de la psicología es frecuente que se utilicen como si fuesen sinónimos, existen muchísimos autores que defienden la idea de que existen diferencias entre ambos, pues según ellos tanto el sentimiento como la emoción son palabras que se asocian con diferentes fenómenos mentales. Brevemente, las emociones son reacciones psicofisiológicas que ocurren de manera espontánea y automática. En cambio, los sentimientos son la interpretación que hacemos de esas emociones.

La emoción es el conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que nos predisponen a reaccionar de cierta manera ante un estímulo externo o interno. Es decir, un sentimiento muy intenso de alegría o tristeza producido por un hecho, un recuerdo o una idea, etc. La emoción es algo generado por el sistema límbico (parte del cerebro que regula las emociones, la memoria, el hambre y los instintos sexuales) cuando los grupos de neuronas están relacionados con ciertas experiencias de tal manera que estamos dispuestos a actuar de un modo determinado.

¿Por qué ocurre esto? Pues bien, lo que sucede es que a lo largo de toda nuestra vida nuestro cerebro no se limita a memorizar datos, sino que también aprende ciertos modos en los que hay que saber reaccionar a determinas experiencias, por lo que la información de lo que experimentamos va de la mano de la información acerca de cómo reaccionamos. Las emociones, que se originan en el sistema límbico, son estados complejos que tienen tres componentes:

Componentes fisiológicos: primera reacción frente a un estímulo. Son involuntarios.

Componentes cognitivos: la información es procesada a nivel consciente e inconsciente. Influye en nuestra experiencia subjetiva.

Componentes conductuales: provoca cambio en el comportamiento.

Las emociones son transitorias, nos impulsan hacia la acción y son más intensas, pero duran menos que los sentimientos. Preceden a los sentimientos y no son buenas ni malas, son una respuesta a un estímulo externo. 

Además, las emociones pueden clasificarse en distintos tipos, entre las que encontramos las emociones básicas o primarias (en respuesta a un determinado estímulo), las emociones secundarias (causadas por normas sociales y morales), las positivas y negativas (afectan positiva o negativamente al bienestar de las personas), las ambiguas (aportan neutralidad), las estáticas (gracias a manifestaciones artísticas), las sociales (respecto a otros individuos) y las instrumentales (su propósito es lograr algo).

Algunos ejemplos de emociones son rabia, culpa, ira, vergüenza, alegría, tristeza y miedo.

Diferencias con los sentimientos

Sin embargo, el sentimiento, una predisposición espontánea, incontrolable y automática, a pesar de que es similar a la emoción y está muy relacionado con el sistema límbico, incluye la evaluación consciente que hacemos de la experiencia. Lo que esto significa es que en un sentimiento hay una valoración consciente de la emoción y de la experiencia subjetiva en general. El sentimiento es, por tanto, el estado de ánimo o disposición emocional hacia una cosa, hecho o persona, es decir, por causas que lo impresionan.

Lo que ocurre, por tanto, es que el sentimiento surge como resultado de una emoción que permite que el sujeto sea consciente de su estado anímico, pues este puede ser alegre y feliz o doloroso y triste. Por tanto, se deduce que los sentimientos están vinculados a la dinámica cerebral y determinan cómo una persona reacciona ante distintos eventos o situaciones. Es decir, los impulsos de la sensibilidad hacia aquello que se ha imaginado como positivo o negativo.

A diferencia de las emociones, los sentimientos se pueden dividir en negativos (tristeza, miedo, hostilidad, ira, desesperanza, etc.), positivos (felicidad, humor, alegría, etc.) y neutros (compasión, sorpresa). El sentimiento se define como un sentir íntimo que nace del interior más profundo de nuestro ser y que provoca reacciones afectivas o emocionales determinando nuestro estado de ánimo. Se trata, por tanto, de la captación interna que resulta de la experimentación de los estímulos de la realidad a través de la percepción de los sentidos.

Quizás, la mayoría de las ocasiones en que confundimos emoción con sentimiento es debido a que estos últimos tienen un componente psicológico individual que se relaciona con las respuestas adaptativas que se dan en forma de emociones básicas. Un sentimiento, por tanto, podría considerarse el resultante de una emoción pensada, el fruto de una emoción duradera más el pensamiento de ella. Pero lo único que está claro es que, en ese caso, lo único que resulta es la emoción del sentimiento, pues es la herramienta emocional que permite al individuo interrelacionar con el mundo exterior ya sea para evitar algo, para inhibir su conducta, para tomar decisiones, para evaluar un pensamiento o buscar soluciones en la vida cotidiana, pero no es una emoción.

Finalmente, y a pesar de que son términos con una significación diferente, lo que hay que tener claro es que, en la práctica, allí donde haya una emoción habrá siempre un sentimiento (o incluso varios). Por tanto, a pesar de que ambos conceptos se presentan a la vez, las palabras que utilizamos para separarlos conceptualmente solamente existen en la teoría para permitirnos entender de un modo más preciso acerca de qué parte de la experiencia consciente estamos hablando.

Los sentimientos suelen durar más que las emociones y se dan después, no hay sentimiento sin emoción. 

Por tanto, deducimos que la diferencia entre ambos conceptos es útil pero no en todos los casos. Cada una de ellas podría explicar diferentes procesos neurológicos que funcionan en paralelo, pero no podemos aislar un sentimiento y separarlo de la emoción con la que se presenta.

Y ahora que ya están claras todas las diferencias y similitudes podemos hablar con propiedad y escoger una palabra u otra dependiendo siempre de a lo que realmente nos queramos referir.

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