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¿Cómo tratar a gente falsa?

¿Cómo tratar a gente falsa?

No es muy difícil de entender: quien te quiere bien, es honesto y quiere lo mejor para ti. Pero a pesar de que es un concepto sencillo, no es un lema que cala en todas las personas. En el trabajo, en las clases o incluso tu círculo más íntimo puede estar infectado por personas falsas. Identificarlo depende de tu intuición, tu apego por esa persona y el grado de idealización que le hayas atribuido. Sólo hay una regla precisa para identificar a alguien que tiene doble cara y empieza por su definición: una persona que se ha construido un personaje –de forma consciente o inconsciente– para jugar –en lugar de vivir– contigo y sacar beneficio de vuestra relación de amistad, o su relación con los demás.

Índice

¿Cómo es la gente falsa?

En nuestra cabeza debería haber una alarma que se activara cuando alguien estuviera actuando de forma tóxica con alguien –y a la larga también con nosotros– para salir corriendo lo antes posible. Y no, no es por alimentar la creencia de que existen personas ‘intrínsecamente’ malas. Ojalá fuera tan sencillo, pero la vida no es una película de buenos y malos. Pero sí es cierto que hay personas, que por X o por Y, no saben crear lazos auténticos y sanos con otras personas. Si has caído en sus redes tampoco eres ‘inocente’, ya que has permitido que te dominen o te condicionen personas que no son buenas para ti… ¡Es normal! Es muy difícil tener la seguridad y la autoestima suficiente para decir ‘NO’ a una persona que no es honesta con nosotros. Primero, porque podemos haber caído en el engaño –y eso sólo dice de ti que piensas bien de la gente y eres ingenuo–. Y segundo, porque las personas falsas no traen solo ‘malos momentos’ y probablemente te cueste desprenderte de los recuerdos compartidos.

“Lo que Juan dice de Pedro dice más de Juan que de Pedro”, no es una frase hecha más. Quien percibe de un modo positivo a los demás suele ser una persona feliz y satisfecha con su propia vida. En cambio, los que utilizan la crítica destructiva revelan tanto sus propias carencias como, probablemente, una personalidad tóxica e infeliz. Si critica sistemáticamente a los demás, por mucho que te quiera, también lo hará contigo. Aquí tienes que fijarte en los detalles: ¿Habla del dolor que le ha producido alguien para desahogarse contigo?, o ¿critica a alguien simplemente por el placer de juzgar? No es lo mismo hablar del daño que te han podido hacer otras personas que creerse ‘por encima del pecado’ y hablar mal de cualquiera por el simple disfrute. Este tipo de personalidades son muy peligrosas, porque se basan en el enemigo en común. Si lo único que os une es el odio a otra persona, no es una relación auténtica. El odio genera relaciones frágiles y tóxicas, e igual un día ‘el viento cambia de sentido’ y el objeto de crítica eres tú.

Aunque no existe un perfil en el que se puedan ajustar perfectamente las personas falsas, sí que existen patrones parecidos o perfiles comunes: si se esfuerza demasiado en caerle bien a todo el mundo, si suele comprometerse pero rara vez cumplen con lo prometido, si es capaz de desprestigiar a otros para librarse de alguna situación –o para conseguir algo a cambio–, si le encanta hablar mal de otras personas contigo, si busca ser el centro de atención, si no tiene humildad… Cuidado. Este tipo de personas no sabe entablar relaciones basadas en la honestidad, sino en la utilidad y la hipocresía. Por tanto, esperamos que salte la alarma –¡y además le hagas caso!– cada vez que alguien asegure que tiene ‘una inteligencia emocional enorme’ capaz de entender ‘a todos los seres humanos’, te adule demasiado, no dude nunca de nada o te aleccione constantemente.

El lazo y el nudo; la ventana y el espejo

No es lo mismo un nudo que un lazo. Las amistades de verdad nos ‘enlazan’ con alguien de forma genuina y para siempre. Las personas tóxicas desconocen que el amor más que un ‘te quiero’ es un ‘te cuido’. Y si te cuidan, desean que seas libre, verdadero, la versión de ti mismo que quieras y puedas llegar a ser. El amor también es saber contemplar –como si fuera a través de una ventana – la vida de otro sin juzgarla, sin envidiarla: sólo disfrutando de la belleza individual e intrínseca que ‘el otro’ genera.  Pero eso es inaccesible para alguien hipócrita… La falsedad tiene una gran dosis de egoísmo, por lo que nunca te dejarán sentirte libre del todo. Una persona falsa ‘te anuda’ a él/ella.  Si pueden sacarle provecho a tu amistad, te mantendrán atado a sus vidas. Aquí la metáfora cambia por completo: en lugar de una ventana hay un espejo, a través de ti –y de lo que les das –sólo se ven a sí mismos.

Impermeable para personas falsas

Lo mejor para este tipo de perfiles es que no hagas nada. Sí… Has leído bien. Igual que no puedes frenar la lluvia, tampoco pretendas que cambie por ti. Si has estudiado su entorno y te has dado cuenta de que es falso con la mayoría de sus amistades es que no eres un caso aislado. Tiene un problema consigo mismo, muy difícil de gestionar, pero que pasará por ser consciente él/ella de su engaño en solitario. Puedes ser honesto con esa persona y contarle lo que opinas sobre sus actos, pero con respeto: no puedes decirle que es falso, sino que ha actuado de esa forma contigo. Puede que ahora, en este momento, encaje en la definición de una persona hipócrita; pero ese adjetivo no tiene que acompañarle el resto de sus días. Eso sí, te lo advertimos: lo más probable es que no se lo tome muy bien. Las mentiras repelen la verdad a toda costa.

Lo mejor que puedes hacer es alejarte e intentar sacar aprendizajes de todo lo vivido con él o ella, para salir más airoso en otra situación parecida –porque seguro que la habrá–. Pero si no puedes distanciarte de esa persona por motivos de peso, lo mejor es que te construyas un ‘impermeable’. No dejes que te afecten sus mentiras o comportamientos, sé libre a pesar de las posibles ‘consecuencias’ que trate de darte a entender, pon en duda cada palabra que diga y, sobre todo, quiérete y no te culpes. Piensa que al menos tú intentas ser una persona en lugar de un personaje. Tampoco le odies: piensa que es imposible engañar a los demás si antes no se ha engañado a sí mismo. Intenta alejarte de él lo más posible y limita la relación. 

Y si esta relación te afecta profundamente y te causa problemas de autoestima, inseguridad, alejarte de buenas amistades, tomar malas decisiones... consulta a un profesional de psicología que te ayude mediante terapia a superar esta toxicidad. 

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