Beneficios del diente de león

Índice

• Uso terapéutico del diente de león
• Uso tópico
• ¿Cómo tomar diente de león?

Uso terapéutico del diente de león

El diente de león  (Taraxacum officinale es la especie más común) pertenece a una de las familias de plantas más grandes, la de los girasoles, y está formada por más de 22.000 especies. Es, además, una hierba muy común que crece en casi todos los países y resiste casi cualquier clima, aunque este género, por norma general, se encuentra distribuido en zonas templadas de todo el hemisferio norte siendo muy común en Europa y también en algunas zonas de América Central y América del Sur, Australia y Nueva Zelanda.

En relación con los innumerables beneficios que aporta a nuestro organismo, lo cierto es que el diente de león es una planta medicinal cuyo uso está documentado desde principios del siglo XI.

Las propiedades medicinales del diente de león se deben a la combinación de compuestos antioxidantes y antiinflamatorios, como el betacaroteno y los polifenoles, los ácidos chicórico, clorogénico y taraxínico, el fitol y el tetracosanol.

Beneficios del diente de león para la salud

Como uso terapéutico, es importante saber que del diente de león se utiliza tanto la raíz como la hoja de la planta y, además, se trata de una planta depurativa indicada fundamentalmente para purificar el organismo de elementos tóxicos. Puede actuar en el hígado, el riñón y la vesícula biliar, y con su efecto diurético puede incluso evitar la aparición de piedras en el riñón. También es un tónico digestivo contra el estreñimiento. La inulina puede mejorar varios aspectos de la digestión, como el equilibrio de la microbiota, la consistencia de las heces o la velocidad del tránsito intestinal.

También ayuda a regular el metabolismo ayudando a controlar los niveles de azúcar, estimulando la secreción de insulina, reduciendo la absorción de grasas y favoreciendo el control del colesterol.

Diversos estudios han confirmado que protege el hígado de las sustancias tóxicas y el exceso de grasa que pueden causar diversas enfermedades.

El diente de león puede tener propiedades antimicrobianas y antivirales reduciendo significativamente la capacidad de replicación de virus y bacterias dañinas y evitando la enfermedad.

Según diversos estudios de medicina, previene el crecimiento de células cancerosas. Estudios realizados in vitro han demostrado que el extracto de raíz de diente de león posee la capacidad de reducir drásticamente el crecimiento de las células cancerosasen el hígado, el colon, la piel, la sangre y el tejido pancreático.

El diente de león es eficaz para limpiar las impurezas de la piel, acné, urticaria, etc., pues contiene una enorme cantidad de propiedades por lo que se convierte en un gran reparador de la piel. Cuenta con multitud de nutrientes, entre ellos vitaminas A, C, E, D y del complejo B, hierro, magnesio, zinc, potasio, manganeso, cobre, calcio, etc. Todos ellos son muy beneficiosos para la piel y consumir, por ejemplo, el diente de león en forma de té es una buena opción para mantener nuestra piel saludable.

Finalmente, hemos de tener en cuenta que, según las últimas investigaciones en medicina, lo cierto es que el diente de león es una planta cuyos compuestos tienen un efecto principalmente diurético y digestivo que ayuda a mejorar la salud y que, además, se considera que dichos efectos de los que hablamos conllevan a estimular el apetito y desinflamar.

¿Cómo tomar diente de león?

Con bastante frecuencia oímos hablar del diente de león, pero dudamos en muchas ocasiones sobre cómo podemos tomarlo. Pues bien, estamos de suerte ya que podemos utilizar esta planta tan beneficiosa para nuestra salud y nutrición tanto en infusiones como en ensaladas y también como sustituto del café. ¿Cómo sustituto del café? Así es, en algunos periodos de escasez, la raíz seca se ha utilizado como sustituto de la achicoria, que a su vez era un sustituto del café. Sus hojas silvestres o cultivadas son comestibles, aunque se prefieren las que son más jóvenes y tiernas para ensaladas, mientras que las maduras al ser más amargas se consumen cocidas.

- Diente de león en infusión o té. Preparar una infusión de diente de león puede traer muchos más beneficios de los que creemos. Para preparar una infusión de hojas frescas de diente de león solamente hay que echar dos cucharadas de hojas picadas en un cuarto de litro de agua, llevar a ebullición y dejar reposar durante al menos diez minutos antes de colar. Y, para la infusión de raíz, simplemente echar tres cucharadas de raíz de diente de león en una taza de agua, llevar a ebullición y dejar reposar durante quince minutos antes de colar.

- Ensaladas y diente de león. Para preparar ensaladas, como veíamos anteriormente, es mejor usar las hojas jóvenes y tiernas que salen en primavera antes de la floración ya que estas resultan menos amargas. Se pueden preparar ensaladas con patata y huevo, combinar con otras hojas y hortalizas o simplemente aliñar las hojas. Además, se puede preparar también una rica ensalada de diente de león con cebolla y tomate. Primeramente, se lava y se pone en remojo la hoja de diente de león en agua con sal durante diez minutos para que pierda su sabor amargo, se aclara, se escurre y se echa en una ensaladera junto a la cebolla y el tomatito picado. Finalmente se aliña todo con, por ejemplo, vinagreta balsámica.

- Diente de león como sustituto del café. Antiguamente ya se usaba la raíz del diente de león para sustituir al café, y la mejor época para prepararlo y extraer las raíces era y sigue siendo en otoño. Lo primero que se debe hacer es lavar las raíces, cortar en trocitos y dejar secar. Tras esto, se deben meter en el horno a 180ºC durante veinte minutos, hasta que se hayan dorado. A continuación, hay que moler y preparar como el café normal.

Por último, recordemos que también el diente de león puede servir para mermelada. Esta, a menudo también llamada “miel de diente de león”, por su semejanza con la textura de la miel de abejas, es muy típica en algunas zonas de Europa. Los ingredientes para preparar esta mermelada serían los siguientes: dos puñados de flores, medio litro de agua, quinientos gramos de azúcar y medio limón cortado en rodajas. Después, se deben lavar las flores y echar en una cacerola grande, junto con el agua fría y el limón, hervir durante quince minutos y dejar reposar durante la noche. Al día siguiente hay que pasar todo por un colador y exprimir las flores.

Finalmente, se debe echar el azúcar en el jugo calienta a fuego muy lento hasta que llegue a adquirir una textura parecida al sirope durante aproximadamente una hora y reparte en tarritos de cristal mientras siga caliente.