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Beneficios de no tomar lácteos

Beneficios de no tomar lácteos

En los últimos años ha surgido una corriente en contra de los lácteos consumidos en la edad adulta, sobre todo de la leche. Sin embargo, los expertos no se ponen de acuerdo y algunos afirman que solo se debe dejar de consumir leche de vaca si nos sienta mal, mientras que otros afirman que somos la única especia de mamíferos que sigue tomando leche de adulto, por lo que es mejor abandonar esta costumbre y sustituir la leche animal por otras vegetales que aporten los mismos nutrientes. Veamos qué di9cen unos y otros al respecto.

Índice

¿Es malo beber leche en la edad adulta?

Cuando hablamos de los beneficios de los lácteos, lo primero que nos viene a la cabeza es el calcio, puesto que la leche y sus derivados son una de las principales fuentes de este mineral tan necesario para la salud ósea y dental. Nadie duda de que la leche durante los primeros años de vida es esencial para el correcto crecimiento y desarrollo, sobre todo la leche materna, ya que es más beneficiosa que las leches de fórmula. Sin embargo, una vez llegamos a la edad adulta… ¿debemos seguir consumiendo leche de vaca o no?

En los últimos años han surgido muchas alternativas a esta leche, especialmente leches vegetales como la leche de almendras, la de soja, la de arroz, la de avena, etc. ¿Y por qué? Porque son muchos los expertos en nutrición que afirman que tomar leche en la edad adulta no es algo natural (somos la única especia de animales mamíferos que lo hace) y que sustituir la leche de vaca por estas otras leches puede ser muy beneficioso para nuestra salud. Según ellos, estos son algunos de los beneficios que podríamos obtener al dejar de consumir leche y otros lácteos derivados de la leche de vaca:

1- Reducir el riesgo de tener cáncer de próstata

A causa de la alimentación poco sana de muchas vacas, la leche puede estar llena de hormonas que pueden estimular el crecimiento de los tumores. Según un estudio, tomar leche puede aumentar las posibilidades de desarrollar cáncer de próstata. Por el contrario, la leche de almendras disminuye el crecimiento de estas células en un 30%.

2- Aumentar el consumo de fibra

Si sustituimos la leche de vaca por leches vegetales y por otros alimentos que también contienen calcio, como las verduras, podremos aumentar el consumo de fibra, la cual evita problemas como el estreñimiento.

3- Mejorar las digestiones

Mucha gente se siente pesada e hinchada después de consumir leche de vaca, con dolor y malestar abdominal. Esto se debe a que, a medida que nos volvemos mayores, perdemos la capacidad de descomponer correctamente la lactosa, lo que nos vuelve intolerantes a este azúcar presente en la leche de los mamíferos. De hecho, al principio éramos todos intolerantes a la lactosa una vez dejábamos de mamar, el hecho de que ahora la mayoría de los humanos podamos consumirla sin problemas se debe a una mutación creada por la necesidad de tener una fuente de energía fácil de conseguir. Sin embargo, muchas personas se vuelven intolerantes a la lactosa o, al menos, sienten que esta no les sienta bien. Por eso, muchos se pasan a las leches vegetales o la leche de vaca sin lactosa, sintiendo un gran alivio con esta simple medida.

Algunos estudios afirman que más del 70% de la población mundial presenta algún grado de intolerancia a la lactosa, aunque muchos no lo saben y continúan consumiéndola, por eso sienten molestias como dolor de estómago, calambres, gases… Además, si padeces reflujo la leche puede aumentar las molestias ya que aumenta la acidez.

4- No tiene tantos nutrientes como pensamos

Aunque es cierto que es fuente de proteínas, calcio y vitamina D, lo cierto es que tiene menos calcio que otros alimentos y sus cantidades de hierro, fibra o vitamina C son muy bajos. Además, el cuerpo no siempre absorbe bien la vitamina C y el hierro que aportan, y termina desechándolo.

5- Adelgazar

La leche entera tiene bastante grasa, y si además le añadimos azúcar como hace mucha gente, estamos consumiendo un alimento que puede hacernos engordar e incluso aumentar el riesgo de desarrollar diabetes. Por eso, en las dietas de adelgazamiento se aconseja tomar lácteos desnatados o leches vegetales.

6- Tener una piel más bonita

Como hemos dicho, la leche de vaca contiene bastantes hormonas y grasas, por lo que puede aumentar la grasa en la piel y producir acné o granitos. Según un estudio de Dartmouth Medical School, la leche contiene una hormona parecida a la testosterona que estimula las glándulas sebáceas, causando la aparición del acné. Por eso, dejar de consumir leche y otros lácteos grasos puede ayudarte a tener la piel más bonita y sin impurezas.

7- Mejorar la salud de las vías respiratorias

Diversos estudios afirman que el consumo de lácteos aumenta la producción de moco, complicando dolencias como el asma o los resfriados, aunque sobre este punto hay muchas contradicciones.

8- Reducir el colesterol malo

La leche entera de vaca tiene un 14% de colesterol, por eso las personas con problemas de colesterol deben consumir leche desnatada o leches vegetales.

Entonces ¿debemos dejar de consumir leche?

Lo cierto es que la leche no es mala y por supuesto que es un alimento importante que aporta muchos beneficios, como calcio para tener los huesos más fuertes, vitamina D que favorece la salud de los huesos, dientes y tejidos, proteínas, etc. Esto hace que la leche nos ayude a evitar enfermedades como la osteoporosis, mejore la circulación sanguínea, favorezca la flora intestinal bacteriana buena, ayude a sintetizar las vitaminas del grupo B, etc. Por lo tanto, si te gusta la leche de vaca y sus derivados y no te sientan mal, puedes seguir consumiéndola sin problemas. Eso sí, busca leche de vaca lo más natural posible y evita aquella que provenga de vacas que puedan haber sido hormonadas o tratadas con antibióticos, ya que pueden ser perjudiciales para tu salud a la larga.

Pero si notas que te hincha o no te gusta mucho, puedes sustituirla sin problemas por otros alimentos que pueden ser incluso más sanos. Por ejemplo, las leches vegetales que no contienen lactosa ni colesterol, por lo que no sientan mal al estómago y ayudan a controlar el peso. Estas leches, además, tienen menos grasas malas y más grasas mono y polinsaturadas, beneficiosas para la salud cardiovascular. También tienen un alto contenido en vitaminas del complejo B y la mayoría de ellas aportan gran cantidad de fibra. La leche de soja, por ejemplo, aporta más calcio que la leche de vaca y con más potasio y magnesio para controlar la hipertensión. La leche de almendras es muy nutritiva y aporta mucho hierro, calcio, vitamina E y magnesio. La leche de quinoa es muy rica en proteínas y favorece el desarrollo cerebral y la producción de colágeno en el cuerpo. La leche de arroz contiene vitaminas del grupo B y triptófano, que ayuda al desarrollo del sistema nervioso. Y la leche de avena tiene un alto contenido en fibra y betaglucanos, que reducen el colesterol malo.

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