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Beneficios de estudiar música

Beneficios de estudiar música

Estudiar música implica aprender a tocar algún instrumento y saber interpretar las partituras, conocer las notas musicales, crear nuevas melodías y canciones, etc. Esto puede realizarse a través del conservatorio, de forma más oficial, o de manera extraoficial en academias de música o con profesores particulares. Además de ser entretenido, estudiar música ofrece muchos beneficios.

Índice

¿Qué beneficios aporta el aprendizaje de un instrumento musical?

A todos nos encanta la música, aunque muchos somos solo aficionados que disfrutan escuchándola. Sin embargo, otros muchos se deciden a estudiar música para poder tocar instrumentos, cantar o componer. Aunque no se haga de manera profesional y sea solo una afición, estudiar música desde pequeños es muy beneficioso:

1- En la infancia, la música mejora el desarrollo de la psicomotricidad, el equilibrio, la coordinación, etc.

2- Estudiar música desde edades tempranas permite que el cerebro se desarrolle mejor en ciertas áreas, favoreciendo el aprendizaje de las matemáticas, la lectura o la lengua, por lo que mejora el rendimiento académico en general.

3- Favorece el desarrollo de la inteligencia espacial, del sentido del ritmo y de la medida.

4- Mejora capacidades mentales como la comprensión, la memoria, el análisis o la síntesis.

5- Favorece el desarrollo emocional al expresar sentimientos y emociones. Permite conocer mejor tanto las emociones propias como las ajenas y facilita la comunicación con los demás.

6- Aumenta la concentración y la capacidad de aprendizaje en todos los ámbitos. Muchos estudios han demostrado que las personas que han estudiado música tienen una gran capacidad de concentración y de percibir los detalles superior a la media.

7- Amplía la formación cultura y la mentalidad.

8- Refuerza la autoestima y la confianza en uno mismo. Ser capaz de tocar un instrumento y recibir aplausos de otras personas favorece la opinión personal.

9- Disminuye el estrés e incrementa la felicidad. La música libera endorfinas, es decir, hormonas de la felicidad, por lo que es un magnífico remedio contra el estrés y la ansiedad.

10- Aumenta la generosidad y la empatía hacia los demás.

11- Favorece el orden y la organización.

12- Aumenta la responsabilidad y la libertad de elección, mejorando también la asertividad de la persona y la perseverancia. 

13- Protege contra enfermedades neurodegenerativas. Recientes investigaciones afirman que estudiar música al menos 10 años protege contra este tipo de enfermedades (como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Huntington). Y es que el estudio de esta materia aumenta el volumen y el grosor de la materia gris y la materia blanca del cerebro, lo que protege frente a la neurodegeneración celular cerebral, haciendo que se vuelva más lenta al envejecer.

14- La música ofrece muchos efectos fisiológicos a las personas: mejora la circulación sanguínea, la tasa cardíaca y la frecuencia respiratoria, por lo que protege frente al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Además, nos ayuda a relajarnos y alivia determinados dolores. De hecho, la música se emplea como terapia en muchos hospitales para tratar a enfermos crónicos.

15- Aumenta la disciplina y la capacidad de organizarse. 

16- Ayuda a desarrollar las habilidades sociales, hacer amigos y relacionarse con otras personas fuera del círculo habitual. 

¿A qué edad empezar?

Existe una gran variedad de instrumentos: de viento madera (flauta, clarinete), de viento-metal (trombón, trompeta), de percusión (xilófono, tambor, batería), de cuerda y arco (violín, violonchelo), autónomos (piano, guitarra, arpa, ukelele). Cada uno de ellos ofrece una dificultad diferente y es mejor para un tipo u otro de personalidad. La elección del instrumento a elegir para el aprendizaje dependerá, por lo tanto, de los gustos y preferencias de la persona. Por otra parte, se puede empezar a estudiar música sin necesidad de aprender a tocar un instrumento ya que se puede estudiar solfeo, canto, etc.

Los investigadores han descubierto que, en edades tempranas, los niños tienen unas etapas sensibles en las que es más sencillo aprender determinadas habilidades. Estas etapas se llaman ventanas neuronales y se van cerrando una vez pasa la edad óptima. Para aprender a tocar un instrumento, por ejemplo, la mejor edad es entre los 3 y los 10 años, lo cual no significa que no se pueda aprender más tarde, solo que llevará más tiempo. Sin embargo, si tienes más de 30 años y te apetece mucho estudiar música, no lo dudes y apúntate ya a una academia o centro ya que, aunque te cueste un poco más, obtendrás los mismos beneficios, además de disfrutar con una actividad tan maravillosa como la música. ¡A tocar se ha dicho!

 

Fuente:

“Cómo ser feliz si eres músico o tienes uno cerca”, Guillermo Dalia.

Redacción: Irene García

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