Celulitis y estrías a partir de los 40 años
Actualmente, la celulitis y las estrías se han convertido en una de las mayores preocupaciones estéticas de las mujeres, incluso pueden llegar a disminuir su autoestima y tener pudor a la hora de ponerse en bikini o bañador tanto en la piscina como en la playa. No obstante, existen trucos y remedios para combatirlas, tengas la edad que tengas.
Índice
Diferencia entre celulitis y estrías
Para empezar, debéis saber que celulitis y estrías no son lo mismo. En el primer caso, se le conoce como la acumulación del tejido adiposo en determinadas zonas del cuerpo –especialmente en piernas, trasero y estómago– formando nódulos de grasa. También se le denomina como piel de naranja y comienza a salir a la luz después de la pubertad. Entre sus causas se encuentra la genética, cambios en el metabolismo, consumo de tabaco, sobrepeso, obesidad, retención de líquidos, dietas con excesiva cantidad de grasas y carbohidratos y vida sedentaria. Además, el factor hormonal también juega un rol importante. Las hormonas culpables son el estrógeno, la prolactina y las hormonas tiroideas, entre otras.
Mientras que las estrías son roturas de la estructura de la piel con motivo de la subida y bajada de peso de forma repentina, cambios hormonales –embarazo y menopausia– y no beber el agua suficiente. Aparece en las zonas donde la piel es más delgada, como en el pecho, vientre y muslos. Cuando las estrías son de color rojizo, son fáciles de tratar porque son lesiones recientes, pero si son blancas suelen ser muy difíciles de tratar para que desaparezcan. No os preocupéis porque no tienen ninguna consecuencia a nivel de salud.
¿Salen más estrías y celulitis desde los 40 años?
La piel es uno de los órganos que más afectado se ve por el envejecimiento del organismo, ya que, desde los 40 años, empieza a disminuir el colágeno y la elastina de nuestra piel, haciendo que aparezcan tanto las estrías como la celulitis, sobre todo si hay épocas bruscas de cambio de peso, como puede pasar tras un embarazo o al cambiar el metabolismo al llegar a los 40 años, que hace que muchas mujeres ganen peso de repente.
Además, los cambios hormonales propios de la perimenopausia y la menopausia, que comienzan a los 40 años en muchas mujeres, aumentan la pérdida de colágeno y elastina, la sequedad de la piel, el envejecimiento, la flacidez y la celulitis.
Tratamientos de la celulitis
En cuanto a su tratamiento, el más beneficioso y económico es llevar un estilo de vida saludable. Para ello, hay que saber organizar tu dieta con alimentos que aporten los nutrientes esenciales y que sean desintoxicantes, ejercicio físico constante y evitar el consumo de tabaco y otros hábitos tóxicos, como el alcohol. Por otro lado, aparte de las cremas que están en el mercado, existen tratamientos médicos muy eficaces. Los más conocidos son:
- Radiofrecuencia: Se envía una corriente de radiofrecuencia a la zona afectada para aumentar la temperatura de las capas más profundas de la piel. Como resultado, la circulación capilar y el drenaje linfático mejoran y la grasa disminuye.
- Ultrasonidos: Se producen ondas de sonido alto para aumentar la temperatura de las capas profundas de la piel y una especie de vibraciones que contribuyen a que el metabolismo rompa un mayor número de células de grasa.
- Baño de oxígeno. En este tratamiento, el oxígeno entra en los tejidos para eliminar las toxinas, regenerar las células, favorecer la circulación y mejorar la elasticidad y textura de la piel.
El único problema de estos tratamientos es el precio ya que no están al alcance de todos.
Tratamientos para las estrías
No hay ningún producto químico o natural que logre erradicarlas, pero sí cremas, geles o aceites que ayudan a disminuirlas hasta el punto de hacerlas pasar desapercibidas. Las más recomendadas son las que contienen ácidos Alfa-Hidróxidos. Asimismo, también hay tratamientos clínicos, los más utilizados son:
- Los tratamientos con láser. Son cortos, no producen dolor y no dejan ninguna marca o cicatriz. El rayo láser al entrar en la piel hace que aumente la elasticidad debido al calor que origina en las capas más profundas.
- Microdermabración. Para este tratamiento se emplea una máquina especial con técnica avanzada para exfoliar la piel a niveles profundos. Durante las sesiones, se verá reflejado la mejora de la producción de colágeno y el tono de la piel.
No obstante, el mejor tratamiento es la prevención, así que hidrata tu piel a menudo y bebe mucha agua para mantener su elasticidad. También debes evitar los cambios bruscos de aumento y bajada de peso.
Consejos para cuidar tu piel pasados los 40 años
1. Haz ejercicio físico con regularidad para evitar tanto el exceso de peso como la acumulación de grasa en ciertas zonas del cuerpo. Esto te protegerá también de las estrías.
2. Cuida tu dieta para evitar ganar más peso de lo recomendable y para evitar aquellos alimentos que pueden favorecer la celulitis, como las grasas saturadas. Las frutas y las verduras son lo más recomendable, especialmente el plátano que, al ser rico en potasio, ayuda a mejorar la circulación sanguínea y, por lo tanto, la celulitis. Asimismo, la coliflor, espinacas, zanahorias y el aguacate también poseen este mineral.
3. Bebe como mínimo dos litros de agua al día para ayudar a eliminar toxinas, aumentar la hidratación de la piel y evitar la aparición de celulitis o estrías.
4. Evita la sal ya que es el mayor contribuyente de la retención de líquidos, uno de los principales causantes de la temida celulitis.
5. Las duchas de agua fría sirven para eliminar las toxinas acumuladas en el cuerpo y facilitar la tonificación de la piel.
6. Utiliza cremas para mantener la piel hidratada. Contra la celulitis, las mejores cremas son las que contienen centella asiática, camilina, cafeína, hiedra, ruscus, ginkgo biloba y vitamina E. Para las estrías, la rosa de mosqueta o el aloe vera.
7. Evita el alcohol y el tabaco, sustancias que dañan la salud de la piel y aceleran el envejecimiento.
Ana Beatriz R Rossi, André Luiz Vergnanini. Cellulite: a review. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology. 2000; 14(4):251–62